El árbol de los sueños
Había una vez, en una lejana región de Asia, un pequeño arbusto llamado Ullastre. A diferencia de los otros árboles, Ullastre tenía un brillo especial en sus hojas, como si guardara un secreto mágico. En un tranquilo pueblo, vivía una niña curiosa llamada Lila, que se sentía atraída por ese pequeño árbol. Cada día, después de su escuela, corría hacia el bosque donde crecía Ullastre.
-Muchas gracias por todo lo que haces por mí, Lila -susurró el arbusto un día, para sorpresa de la niña.
-¡¿Tú hablas? ! -exclamó Lila, abriendo los ojos como platos.
-Sí, pero solo a aquellos que realmente se preocupan de mí. He visto cómo me riegas y me cuidas. -respondió Ullastre con una voz suave.
Desde ese momento, Lila y Ullastre se hicieron inseparables. Ella le contaba sobre su vida, sus sueños y sus miedos. Ullastre, a su vez, comenzaba a compartir con ella cuentos de aventuras, llenos de hermosas imágenes de mundos lejanos.
Un día, mientras Lila regaba a Ullastre, notó que algo extraño sucedió. Las hojas del árbol comenzaron a brillar intensamente, y de repente, una pequeña puerta apareció en el tronco.
-¿Qué es eso? -preguntó Lila, maravillada.
-Es un portal a otro mundo, donde todos los sueños y deseos de los niños se hacen realidad. -respondió el árbol.
Emocionada, Lila no pudo resistir la tentación.
-¿Puedo entrar? -preguntó ansiosamente.
-Por supuesto, pero recuerda: debes ser valiente y estar lista para enfrentar lo que encuentres. -advirtió Ullastre.
Sin pensarlo dos veces, Lila cruzó la puerta. Se encontró en un mundo mágico lleno de criaturas fantásticas, colores vibrantes y melodías alegres. Allí, conoció a un dragón que no escupía fuego, sino caramelos.
-Hola, pequeña. ¿Quieres volar? -le dijo el dragón con una sonrisa.
-¡Sí! -gritó Lila.
Juntos, surcaron los cielos, pero de repente, una nube oscura apareció y comenzó a cubrir el sol.
-¡Oh no! -dijo el dragón, preocupado. -Esa nube es un símbolo de miedo y tristeza. Debemos hacer algo para dispersarla.
Lila recordó los cuentos que Ullastre le había contado sobre el poder de la esperanza y la alegría. Tenía que encontrar a otros niños que también estuvieran dispuestos a enfrentar sus miedos. Juntos, comenzaron a juntar energía positiva: rieron, bailaron y cantaron.
Cada vez que su risa servía como viento, la nube oscura se desvanecía. Al final, el sol volvió a brillar, y el vibrante mundo de sueños se iluminó.
-¡Lo hicimos! -gritó Lila con alegría. -¡Juntos, somos más fuertes!
El dragón la miró con admiración.
-No solo has salvado este mundo, sino que también has adquirido valor y confianza en ti misma. -dijo él.
Con una sonrisa de satisfacción, Lila decidió que era hora de regresar. Se despidió de sus nuevos amigos y cruzó el portal de vuelta a casa.
-Gracias, Ullastre. -dijo abrazando al árbol. -Aprendí que aunque el miedo puede parecer grande, nunca debemos dejar de intentar hacer el bien y ayudar a los demás.
-Muchacha valiente -respondió el árbol-, siempre recuerda que los sueños son más poderosos cuando se comparten.
Desde ese día, Lila continuó cuidando de Ullastre, y cada vez que podía, volvía al mundo mágico a ayudar a más niños a descubrir su valentía. En su corazón, sabía que, aunque el mundo a veces puede ser oscuro, la luz de la amistad y la esperanza siempre puede brillar más fuerte.
FIN.