El árbol de los sueños
Había una vez un niño llamado Benito, quien vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y árboles frondosos.
Benito siempre soñaba con tener un perro para jugar y compartir aventuras, pero sus padres no podían permitirse tener una mascota. Un día, mientras Benito paseaba por el parque del pueblo, se encontró con un hombre muy peculiar. Tenía una barba larga y blanca, llevaba una túnica llena de colores brillantes y tenía una sonrisa amable en su rostro.
Era Amor Papá, el mago más famoso del lugar. - ¡Hola, joven aventurero! ¿En qué puedo ayudarte hoy? - dijo Amor Papá con voz misteriosa pero amigable.
Benito le contó a Amor Papá su deseo de tener un perro y lo mucho que anhelaba tener uno para jugar. El mago pensó por un momento y luego sacó de su bolsillo una semilla especial. - Esta es la Semilla Mágica del Perro Comida - dijo Amor Papá-.
Si la plantas en tu jardín y la riegas todos los días con amor, crecerá algo asombroso. Benito tomó la semilla emocionado y corrió a casa para plantarla en su jardín.
Siguiendo las instrucciones de Amor Papá, regó la semilla todos los días con mucho cariño. Pasaron varios días sin que nada ocurriera. Benito comenzaba a sentirse triste y decepcionado porque no veía ningún signo de crecimiento en su jardín.
Sin embargo, decidió continuar cuidando la planta con amor y paciencia. Un día, mientras Benito regaba la semilla, notó que algo extraño empezaba a suceder. Pequeñas hojas verdes comenzaron a brotar de la tierra.
Benito saltó de alegría y continuó cuidando la planta con más dedicación que nunca. Poco a poco, las hojas se convirtieron en ramas y las ramas en un tallo fuerte y alto. Y entonces, un hermoso árbol de colores apareció ante los ojos asombrados de Benito.
En cada rama había una fruta especial: hamburguesas, salchichas, croquetas e incluso huesos para perros. Benito no podía creer lo que veía.
Amor Papá le había dado el regalo perfecto: ¡un árbol mágico que daba comida para perros! Con mucho cuidado, recogió algunas hamburguesas del árbol y corrió al parque donde solían jugar los niños del pueblo. - ¡Miren lo que encontré! - exclamó Benito emocionado-. Un árbol mágico que da comida para perros.
Los niños se acercaron curiosos y pronto comenzaron a alimentar a todos los perros callejeros del lugar. Los animales estaban felices y llenos de energía gracias a la comida del árbol mágico. La noticia sobre el increíble descubrimiento de Benito se extendió rápidamente por todo el pueblo.
La gente comenzó a visitar el jardín de Benito para ver el maravilloso árbol con sus propios ojos. Pronto, el pequeño jardín se convirtió en un lugar lleno de risas y alegría.
Los perros encontraron un hogar y Benito se convirtió en el mejor amigo de todos ellos. Desde aquel día, Benito aprendió que el amor y la paciencia pueden hacer cosas maravillosas.
No necesitaba tener un perro para ser feliz, porque había encontrado una forma mágica de ayudar a todos los animales del pueblo. Y así, gracias al Amor Papá, Benito descubrió que los sueños pueden hacerse realidad si se cuidan con amor y perseverancia.
FIN.