El Árbol de los Sueños Estrellados
Olivia y Emma eran dos hermanas muy unidas. Siempre estaban juntas y se divertían mucho, pero había algo que a sus padres les preocupaba: no querían dormir de noche.
Cada vez que llegaba la hora de acostarse, las niñas hacían todo lo posible para evitarlo. Jugaban, cantaban, leían cuentos y hasta inventaban historias para no cerrar los ojos.
Sus padres intentaron todo tipo de estrategias: contarles ovejas, darles una taza de leche caliente antes de ir a la cama e incluso contratar a un especialista en sueño infantil. Pero nada parecía funcionar. Un día, mientras paseaban por el parque, Olivia y Emma conocieron a un árbol muy especial.
Era enorme y majestuoso, con ramas que parecían abrazar el cielo. Las niñas se acercaron curiosas y comenzaron a hablarle. "Hola árbol", dijo Olivia. "¿Cómo estás?", preguntó Emma. Para sorpresa de las niñas, el árbol respondió:"Hola pequeñas.
Estoy bien gracias ¿y ustedes?"Las chicas quedaron boquiabiertas al escuchar la voz del árbol. "Estamos bien también", dijeron al mismo tiempo. El árbol sonrió con sus hojas moviéndose suavemente en el viento. "¿Qué hacen aquí tan tarde?", preguntó el árbol amablemente.
Olivia y Emma explicaron su problema con el sueño nocturno al árbol gigante. El árbol escuchó atentamente y luego les dio un consejo:"Chicas, yo también tengo que dormir. Pero antes de hacerlo, me gusta contarles a las estrellas mis sueños y deseos.
Ellas los escuchan con atención y me dan la fuerza para seguir creciendo y dando sombra a quienes lo necesitan". Las niñas se quedaron mirando al árbol con asombro. "¿De verdad?", preguntó Emma.
"Sí, de verdad", respondió el árbol. Olivia y Emma decidieron probar el consejo del árbol esa noche. Se acostaron en sus camas y contaron sus sueños y deseos a las estrellas.
Al principio se sintieron un poco tontas, pero luego se dieron cuenta de que era una forma muy bonita de conectarse con el universo. Para sorpresa de todos, esa noche Olivia y Emma durmieron profundamente durante toda la noche.
Desde entonces, todas las noches antes de dormir contaban sus sueños y deseos a las estrellas como el árbol les había enseñado. A partir de ese momento, los padres de Olivia y Emma también comenzaron a incorporar esta práctica en su rutina nocturna.
Todos ellos encontraron una forma mágica e inspiradora para conectarse entre sí y con el universo mientras descansaban tranquilamente cada noche bajo la luz de las estrellas.
FIN.