El árbol de Navidad seguro



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, dos hermanitos llamados Carlota y Beltrán. Eran muy traviesos y siempre estaban llenos de energía.

En vísperas de Navidad, la mamá de Carlota y Beltrán decidió que era hora de decorar el árbol juntos. Esa noche, los niños no podían contener su emoción. Corrieron hacia su habitación y saltaron sobre la cama como si fuera un trampolín.

La mamá entró a la habitación riendo y les dijo: "¡Chicos, vamos a decorar el árbol! ¿Están listos?"- ¡Sííí! - exclamaron Carlota y Beltrán al unísono mientras saltaban emocionados.

La mamá se sentó en la cama junto a ellos y comenzaron a sacar las luces brillantes, las bolas coloridas y los adornos del árbol. Mientras tanto, los niños reían y jugaban entre sí, lanzándose almohadas por toda la habitación.

De repente, uno de los cojines voló accidentalmente hacia el aire y golpeó una lámpara encendida que estaba cerca del árbol. El cristal se rompió en mil pedazos. - Oh no... - susurró la mamá con preocupación. Carlota y Beltrán miraron asustados lo que habían hecho.

Se dieron cuenta de que habían cometido un gran error al jugar tan bruscamente cerca del árbol. La mamá respiró profundamente antes de decir: "Chicos, sé que fue un accidente, pero debemos ser más cuidadosos.

Ahora tenemos que limpiar esto y asegurarnos de que nadie se lastime con los vidrios rotos". Carlota y Beltrán asintieron, sintiéndose culpables por lo sucedido. Juntos, comenzaron a reagarrar los pedazos de cristal y a limpiar el desorden.

Mientras trabajaban en equipo, la mamá les explicó: "A veces cometemos errores, pero lo importante es aprender de ellos. Jugando con responsabilidad podemos evitar accidentes como este". Los niños escucharon atentamente las palabras de su mamá y prometieron ser más cuidadosos en el futuro.

Después de terminar de limpiar, continuaron decorando el árbol juntos, esta vez con mucho más cuidado. La mamá sonrió al ver cómo sus hijos habían aprendido una lección importante sobre la responsabilidad y el cuidado.

A medida que colocaban cada adorno en el árbol, recordaban la importancia de jugar sin ponerse en peligro ni dañar las cosas. Finalmente, cuando terminaron de decorar el árbol, se sentaron juntos debajo de él para admirar su trabajo. Los niños estaban orgullosos del resultado final y se abrazaron a su mamá.

- Gracias por enseñarnos a ser responsables - dijo Carlota con gratitud. - Sí - agregó Beltrán -, ahora sabemos que debemos tener cuidado al jugar cerca del árbol o cualquier cosa frágil.

La mamá los abrazó fuertemente y les dijo: "Ustedes son mis tesoritos y siempre estaré aquí para enseñarles cosas importantes. Recuerden siempre jugar con seguridad y respeto". Desde ese día, Carlota y Beltrán se convirtieron en niños más responsables.

Aprendieron que jugar con cuidado no solo evitaba accidentes, sino que también les permitía disfrutar de momentos especiales en familia sin preocupaciones. Y así, cada Navidad, los tres recordaban la lección aprendida mientras decoraban el árbol juntos.

Una lección que les enseñó a ser responsables y a valorar la importancia del cuidado mutuo. Fin.

FIN.

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