El árbol del amor
Había una vez una niña llamada María que vivía en un pequeño pueblo. María era conocida por su gran corazón y su deseo de ayudar a los demás.
Desde muy temprana edad, María mostraba un increíble altruismo que siempre la impulsaba a hacer el bien. Un día, mientras caminaba por el parque del pueblo, María se encontró con una señora mayor que tenía problemas para cargar sus bolsas de compras.
Sin dudarlo, María se acercó y le ofreció ayuda. "Buenos días, señora ¿necesita ayuda para llevar esas bolsas?"- preguntó amablemente. La señora sonrió y aceptó gustosamente la ayuda de María.
Juntas caminaron hasta la casa de la señora y durante el trayecto, comenzaron a conversar sobre muchas cosas. La señora le contó historias fascinantes sobre su juventud y María escuchaba atentamente cada palabra.
Al llegar a la casa de la señora, María dejó las bolsas en la cocina y se despidió con una cálida sonrisa. La señora quedó tan impresionada por el gesto amable de María que decidió invitarla a tomar té todos los sábados por la tarde.
A partir de ese momento, todas las semanas Maria visitaba a su nueva amiga para compartir momentos juntas. Pasaban horas hablando sobre todo tipo de temas: desde música hasta recetas secretas.
Un día, mientras estaban disfrutando del té en el jardín trasero de la casa de la señora, ambas notaron que uno de los árboles estaba enfermo. Las hojas estaban marchitas y tristes. "Oh, qué tristeza ver a este árbol en ese estado"- dijo María con preocupación. La señora asintió y agregó: "Sí, es una pena.
Este árbol solía ser el más hermoso del jardín". María no pudo quedarse de brazos cruzados y decidió hacer algo al respecto. Investigó sobre cómo cuidar un árbol enfermo y se dedicó a aplicar todos los consejos que encontró.
Dedicaba horas cada día a regar el árbol, limpiar sus hojas y darle amor. Poco a poco, el árbol empezó a recuperarse: sus hojas volvieron a brillar y su tronco se fortaleció. El pueblo entero admiraba la dedicación de María hacia aquel árbol enfermo.
Todos se maravillaban al ver cómo su altruismo había logrado salvarlo. Un día, mientras María estaba junto al árbol cuidándolo como siempre, escuchó una voz dulce proveniente del interior del tronco. "María, gracias por tu amor y cuidado.
Gracias a ti he vuelto a ser fuerte y puedo seguir brindando sombra y alegría a todos los que me rodean"- dijo el espíritu mágico del árbol. María sonrió emocionada e hizo una reverencia ante aquel ser mágico.
"Me siento bendecida de haber podido ayudarte", respondió humildemente. A partir de ese día, María siguió siendo conocida por su gran corazón.
Su historia inspiradora se difundió por todo el pueblo y muchas personas se vieron motivadas para hacer actos de bondad hacia los demás.
Y así fue como la historia del altruismo de María se convirtió en una fuente de inspiración para todos, recordándonos que siempre hay algo que podemos hacer para ayudar a los demás y hacer del mundo un lugar mejor.
FIN.