El árbol encantado
Había una vez, en la hermosa provincia de Entre Ríos, un pequeño pueblo llamado Concordia. En este lugar, vivían dos amigos inseparables: Mateo y Sofía.
Ambos compartían una gran pasión por la naturaleza y siempre estaban dispuestos a explorar nuevos lugares. Un día, mientras paseaban cerca del río Uruguay, escucharon un susurro que provenía de las aguas cristalinas. Se acercaron lentamente y descubrieron que era el río mismo quien les hablaba.
- ¡Hola chicos! Soy el río Uruguay -dijo con una voz amable-. He estado observando su amor por la naturaleza y su deseo de aprender más sobre ella. Sorprendidos pero emocionados, Mateo y Sofía respondieron:- ¡Hola río Uruguay! Estamos felices de conocerte.
¿Qué nos quieres enseñar? El río sonrió y les contó una antigua leyenda:- Hace muchos años, cuando los animales aún podían hablar, había un árbol mágico en lo profundo de mi cauce.
Este árbol tenía el poder de conceder deseos a aquellos que creyeran en él y lo encontraran. Mateo y Sofía se miraron con asombro e inmediatamente decidieron embarcarse en esta emocionante aventura para encontrar al árbol mágico.
Durante días navegando por el río Uruguay, se encontraron con diversos desafíos: rápidos furiosos que amenazaban con voltear su bote, animales salvajes curiosos que querían jugar con ellos e incluso un viejo pescador sabio que les dio consejos valiosos. Finalmente, llegaron a una pequeña isla en medio del río.
En ella, se encontraba el árbol mágico que tanto anhelaban encontrar. - ¡Lo logramos! -exclamó Mateo emocionado-. Ahora podremos pedir cualquier deseo que queramos. Sin embargo, el árbol les habló con calma:- Queridos amigos, no es tan simple como eso.
Antes de concederles un deseo, necesito saber qué han aprendido durante su travesía por el río Uruguay. Mateo y Sofía reflexionaron sobre todas las experiencias vividas.
Recordaron cómo superaron los obstáculos juntos, cómo respetaron la naturaleza y aprendieron a valorar cada criatura que encontraron en su camino. Finalmente, respondieron al árbol con humildad:- Hemos aprendido que la verdadera magia está en apreciar y cuidar nuestro entorno natural.
Nos dimos cuenta de la importancia de trabajar en equipo y aprender de los demás para superar cualquier adversidad. El árbol sonrió complacido y dijo:- Han demostrado ser dignos de recibir mi bendición.
Les concederé un deseo especial: quiero que compartan lo aprendido con todos aquellos que encuentren en su camino. Que inspiren a otros a cuidar y proteger nuestra hermosa naturaleza. Mateo y Sofía aceptaron encantados el deseo del árbol mágico y regresaron al pueblo llenos de alegría.
Durante años, compartieron sus experiencias con niños y adultos, enseñándoles la importancia de respetar la naturaleza y cuidar del río Uruguay. Desde entonces, el río Uruguay se convirtió en un lugar mágico y lleno de vida, donde todos los habitantes aprendieron a valorar su belleza y protegerlo.
Y así, la leyenda del árbol mágico se mantuvo viva, recordándoles a todos que el verdadero tesoro está en cuidar y amar nuestro entorno natural.
FIN.