El árbol encantado



Había una vez, en un tranquilo pueblo llamado Villa Felicidad, una niña llamada Bruna. Desde que nació en el caluroso mes de agosto, se dieron cuenta de que era especial.

Tenía superpoderes que la hacían única: podía volar como un pájaro, correr más rápido que el viento y hasta leer los pensamientos de las personas. Bruna era muy movida y siempre estaba dispuesta a aprender cosas nuevas y jugar con todos los niños del pueblo.

Su energía era contagiosa y todos la adoraban. Pero había algo que no le gustaba a Bruna: su casa estaba al lado de un viejo árbol abandonado donde nadie quería jugar.

Un día, mientras volaba por los cielos del pueblo, Bruna escuchó un llanto proveniente del árbol abandonado. Bajó rápidamente para investigar qué estaba pasando y encontró a un pequeño pajarito atrapado entre las ramas. "No te preocupes, pajarito. ¡Voy a ayudarte!"- exclamó Bruna con determinación.

Con sus superpoderes, Bruna logró liberar al pajarito y lo sostuvo delicadamente entre sus manos. El pajarito comenzó a cantarle una hermosa melodía como forma de agradecimiento. Desde ese día, el árbol abandonado dejó de estar solo y triste.

Los niños del pueblo empezaron a acercarse para jugar bajo su sombra fresca y disfrutar de la compañía del pajarito cantor.

Pero eso no fue todo, porque gracias al espíritu aventurero de Bruna, descubrió algo sorprendente: dentro del árbol había una puerta secreta que llevaba a un mundo mágico lleno de criaturas fantásticas. Bruna decidió compartir su descubrimiento con los niños del pueblo y todos juntos comenzaron a explorar el nuevo mundo.

Aprendieron sobre la importancia de cuidar la naturaleza, respetar a los animales y valorar la amistad. Pero, como en toda historia emocionante, había un villano. Un malvado mago llamado Oscuro quería apoderarse del mundo mágico y usar sus poderes para hacer el mal.

Bruna sabía que no podía permitirlo, así que reunió a todos los niños y juntos formaron un equipo para derrotarlo. Con valentía y trabajo en equipo, Bruna y sus amigos lograron vencer al mago Oscuro.

El mundo mágico volvió a estar seguro gracias al espíritu luchador de Bruna. Después de esa gran aventura, el árbol abandonado se convirtió en un lugar muy especial para todos.

Los niños del pueblo lo llamaron "El Árbol de la Amistad" porque simbolizaba el poder de la unión y la solidaridad.

Y así fue como Bruna, con su energía inagotable y su deseo constante por aprender, enseñó a todos los niños del pueblo que cada uno tiene dentro de sí mismos superpoderes únicos: el amor, la amistad y el coraje para enfrentarse a cualquier desafío. Desde aquel día, Villa Felicidad se convirtió en un lugar donde todos aprendieron a valorarse mutuamente y disfrutar juntos las maravillas que ofrece la vida.

Y todo eso fue gracias a la niña con superpoderes nacida en agosto, Bruna.

FIN.

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