El árbol encantado de los frutos parlantes
Había una vez un niño llamado Pablo, a quien le encantaba probar cosas nuevas y descubrir el mundo que lo rodeaba. Pero había algo que siempre lo aburría: ¡las frutas! Para él, eran simplemente aburridas y sin sabor.
Un día, mientras paseaba por el parque, se encontró con un árbol mágico lleno de frutas brillantes y coloridas. Intrigado por su belleza, decidió acercarse y tocar una de ellas.
De repente, la fruta cobró vida y comenzó a hablar. - ¡Hola, soy Manzana! ¿Quién eres tú? - preguntó la fruta con entusiasmo. Pablo se sorprendió al escucharla hablar y respondió:- Soy Pablo. Nunca he conocido a una fruta que pueda hablar antes.
Manzana sonrió y dijo:- Bueno, somos especiales porque somos del árbol mágico. Estamos aquí para enseñarte lo maravillosas que pueden ser las frutas si les das una oportunidad. Intrigado por esta nueva perspectiva, Pablo decidió darle una oportunidad a las frutas mágicas.
Empezó probando la manzana de Manzana y se sorprendió gratamente por su dulce sabor. - ¡Wow! Esta es la mejor manzana que he probado en mi vida - exclamó Pablo emocionado.
Las demás frutas no querían quedarse atrás e hicieron todo lo posible para impresionar a Pablo también. La naranja le mostró cómo podía refrescarlo en un caluroso día de verano; la banana le enseñó cómo podía llenarlo de energía; la pera le mostró lo jugosa que era.
Pablo estaba cada vez más sorprendido y emocionado con cada fruta que probaba. Se dio cuenta de que había estado equivocado todo este tiempo al pensar que las frutas eran aburridas. En realidad, eran deliciosas y beneficiosas para su salud.
- ¡Chicos, esto es increíble! - exclamó Pablo-. Me encanta descubrir nuevas cosas y ahora he descubierto el maravilloso mundo de las frutas. Las frutas estaban felices de haber cambiado la opinión de Pablo sobre ellas.
Juntos, decidieron hacer una fiesta en honor a las frutas y su importancia en una dieta equilibrada. Invitaron a todos los niños del vecindario y les enseñaron sobre los diferentes tipos de frutas y sus beneficios para la salud.
Desde ese día, Pablo se convirtió en un gran defensor de las frutas. Comenzó a llevar siempre una manzana o una naranja en su mochila para disfrutar como merienda durante el recreo.
Sus amigos también comenzaron a probar diferentes tipos de frutas gracias a él. La historia de Pablo y las aburridas frutas nos enseña que debemos estar dispuestos a darle una oportunidad a cosas nuevas antes de juzgarlas.
A veces podemos sorprendernos gratamente si nos atrevemos a probar algo diferente. Y, ¿quién sabe? Tal vez hasta descubramos nuestro nuevo sabor favorito o algo aún más importante: ¡una nueva pasión por la vida!
FIN.