El árbol generoso



Había una vez, en un hermoso bosque, un árbol muy especial llamado Esteban. Esteban era un árbol generoso que siempre compartía sus frutos y sombra con los animales del bosque. Un día, llegó al bosque un zorro hambriento llamado Diego.

"Estoy tan cansado y hambriento, no sé qué hacer", se quejó Diego. Esteban, al escucharlo, le dijo: "No te preocupes, amigo zorro. Toma algunas de mis deliciosas manzanas y descansa a la sombra de mis ramas".

Diego, sorprendido, agradeció la bondad de Esteban y disfrutó de las manzanas y la sombra. Tiempo después, una familia de pájaros buscaba un lugar para construir su nido. "¿Dónde podremos hacer nuestro nido?", se preguntaban.

Esteban, al notar su preocupación, les ofreció: "Amigos pájaros, pueden construir su nido en mis ramas. Será un lugar seguro y cálido para su familia". Los pájaros, emocionados, aceptaron la generosa oferta de Esteban.

Pasaron los años y Esteban siguió compartiendo sus frutos con los animales del bosque, quienes a su vez lo protegían y cuidaban. Un día, una tormenta muy fuerte azotó el bosque, derribando muchos árboles. Esteban, con sus fuertes raíces, resistió la tormenta y protegió a los animales.

Al ver la valentía y generosidad de Esteban, todos los animales del bosque se unieron para plantar nuevas semillas y cuidar de él. Esteban comprendió que al compartir, no solo se hacía más feliz, sino que también construía lazos de amistad y protección mutua.

Desde entonces, el bosque fue un lugar de solidaridad y alegría, donde todos compartían, cuidaban y protegían a los demás.

FIN.

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