El árbol generoso
Había una vez un hermoso árbol geneorso que vivía en un hermoso bosque. Este árbol era especial, ya que tenía la capacidad de dar frutas que otorgaban sabiduría a quienes las comían.
El árbol geneorso era muy generoso y siempre estaba dispuesto a compartir sus frutas con los demás habitantes del bosque. Un día, una familia de pajaritos se acercó al árbol en busca de alimento. -¡Hola, árbol geneorso! Estamos hambrientos y buscamos algo para comer -dijo la mamá pajarito.
El árbol, sin dudarlo, les ofreció algunas de sus maravillosas frutas. Los pajaritos se sintieron agradecidos y al probar las frutas, sintieron cómo su sabiduría crecía.
A partir de ese día, los pajaritos comenzaron a compartir su conocimiento con los demás animales del bosque, ayudándolos a resolver problemas y aprender nuevas cosas. El árbol geneorso se llenó de alegría al ver cómo su generosidad había traído tanto bien al bosque.
Sin embargo, con el paso del tiempo, el árbol comenzó a notar que sus ramas se volvían más débiles y que ya no producía tantas frutas como antes. Se sentía cansado y agotado. Los animales del bosque, preocupados por el árbol, se acercaron para ofrecerle su ayuda.
-Árbol geneorso, gracias a tu generosidad hemos aprendido tanto y queremos devolverte algo de lo que nos has dado. Permítenos cuidarte y brindarte nuestro apoyo en este momento -dijeron al unísono.
Con el amor y cuidado de los demás habitantes del bosque, el árbol geneorso logró recuperar su vitalidad.
Agradecido por el cariño y la comprensión de sus amigos, el árbol continuó creciendo y dando sabiduría a todos los que se acercaban a él, siempre recordando la importancia de la generosidad y el cuidado mutuo.
FIN.