El árbol mágico



Había una vez, en un hermoso bosque, una avestruz llamada Olivia. Olivia era muy curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día, mientras caminaba por el bosque, se encontró con un árbol muy especial.

Este árbol tenía ramas tan largas que parecían brazos abiertos esperando un abrazo. Y en esas ramas había algo aún más sorprendente: ¡un gato! El gato se llamaba Simón y vivía en el árbol desde hacía mucho tiempo.

Tenía la habilidad de trepar por las ramas como si fueran escaleras y saltar de rama en rama sin caerse nunca. Pero lo más asombroso de todo era que podía hablar.

Olivia quedó fascinada al ver a Simón y decidió acercarse para hacerle preguntas sobre su vida en el árbol. "¡Hola Simón! ¿Cómo es que vives en este árbol?"- preguntó Olivia con entusiasmo.

Simón sonrió y respondió: "Soy un gato especial, puedo trepar sin problemas gracias a mis patitas hábiles y mi equilibrio. Este árbol me da refugio y también puedo observar todo lo que sucede en el bosque desde aquí arriba".

Olivia se emocionó aún más al escuchar esto y le dijo a Simón: "¡Qué genial! Me encantaría poder subir a ese árbol contigo". Simón pensó por un momento y luego tuvo una idea brillante. Él sabía que cerca del bosque había una gran manzana colgando de una rama baja de otro árbol.

Entonces le dijo a Olivia: "Si quieres venir al árbol conmigo, primero debes traerme esa manzana". Olivia aceptó el desafío y se fue corriendo hacia el otro árbol.

Usando su gran velocidad y sus poderosas patas, llegó en un abrir y cerrar de ojos. Pero cuando intentó alcanzar la manzana, se dio cuenta de que estaba demasiado alta para ella.

Justo en ese momento, vio algo brillante cerca del árbol: ¡un coco! Sin pensarlo dos veces, agarró el coco y lo lanzó con todas sus fuerzas hacia la manzana. El coco golpeó la rama donde estaba la manzana y esta cayó directamente hacia Olivia. Llena de alegría, regresó corriendo al árbol del gato y le entregó la apetitosa fruta.

Simón quedó impresionado por la astucia de Olivia y le dijo: "¡Eres increíble! Ahora tienes mi amistad y también una invitación especial para subir a este maravilloso árbol". Desde ese día, Olivia visitaba a Simón todos los días en su hogar arbóreo.

Juntos compartían historias emocionantes sobre las aventuras que habían vivido en el bosque. La historia de Olivia y Simón nos enseña que no importa cuán diferentes seamos unos de otros, siempre podemos encontrar formas creativas de ayudarnos mutuamente.

Además, nos recuerda que nunca debemos subestimar nuestras propias habilidades porque todos somos capaces de lograr cosas sorprendentes si nos esforzamos lo suficiente.

Y así termina esta historia inspiradora sobre una avestruz, un árbol, un gato, una manzana y un coco.

FIN.

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