El árbol mágico de la amistad



Había una vez un pequeño ratoncito llamado Rober que vivía en un pequeño agujero en la pared de una casa. Rober era muy travieso y curioso, siempre estaba buscando aventuras y descubriendo nuevos lugares.

Un día, Rober se despertó con mucha hambre. ¡Su pancita estaba haciendo ruiditos! Buscó por todos lados algo para comer, pero no encontró nada. Estaba desesperado, no sabía qué hacer.

Justo en ese momento, apareció Alexander, un amigable gato que vivía en la misma casa. Alexander era grande y fuerte, pero tenía un corazón lleno de bondad. Al ver a Rober tan triste y hambriento, decidió ayudarlo. "Hola Rober ¿Qué te pasa? Pareces triste"- dijo Alexander con voz suave.

"¡Hola Alexander! Tengo tanta hambre que mi barriga casi me come a mí" - respondió Rober con lágrimas en los ojitos. Alexander pensó rápidamente y recordó que había visto algunas migas de pan debajo de la mesa del comedor esa mañana.

Sin dudarlo ni un segundo más, corrió hacia allí y regresó con las miguitas para su amigo. Rober saltaba de alegría al ver las migas de pan. "¡Muchas gracias Alexander! Eres el mejor amigo del mundo".

- exclamó emocionado mientras devoraba cada pedacito con gusto. Alexander sonrió felizmente al ver cómo su amiguito se llenaba el estómago. "No es nada Rober ¡Me alegra poder ayudarte! Siempre estaré aquí para ti".

Desde aquel día, Rober y Alexander se volvieron inseparables. Juntos vivieron muchas aventuras y ayudaron a otros animales que necesitaban una mano amiga. Un día, mientras exploraban el jardín de la casa, encontraron un pequeño pajarito herido en el suelo.

Rober y Alexander no dudaron ni un segundo en cuidarlo y protegerlo hasta que pudiera volar nuevamente. El pajarito se recuperó gracias al amor y la dedicación de sus nuevos amigos.

Agradecido por todo lo que habían hecho por él, decidió mostrarles un lugar mágico donde siempre podrían encontrar comida para compartir con los demás animales necesitados. Rober, Alexander y el pajarito siguieron las indicaciones del pajarito hasta llegar a un árbol frondoso lleno de frutas deliciosas. "¡Wow! Esto es increíble"- exclamó Rober maravillado.

Desde aquel día, Rober, Alexander y el pajarito visitaban regularmente el árbol mágico para recolectar comida y compartirla con los demás animales del vecindario.

Gracias a su generosidad y espíritu colaborativo, todos los animales aprendieron la importancia de ayudarse mutuamente y trabajar juntos para superar cualquier dificultad. Y así, Rober descubrió que incluso en los momentos más difíciles siempre hay alguien dispuesto a tenderle una mano. Y él también aprendió que podía hacer lo mismo por los demás.

Desde entonces, Rober nunca volvió a pasar hambre porque sabía que siempre podría contar con sus amigos para ayudarlo. Y juntos lograron convertir su pequeño rincón del mundo en un lugar lleno de amor, amistad y comida para todos.

Y colorín colorado, esta historia de amistad y generosidad ha terminado.

FIN.

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