El árbol mágico de las frutas deliciosas



Había una vez una familia muy especial que vivía en un pequeño pueblo.

En esa familia, había un abuelo llamado Don Ernesto, una abuela llamada Doña Clara y sus tres nietos: Lucas, el mayor de 6 años, y los dos bebés recién nacidos, Martina y Mateo. Un día soleado, la abuela Doña Clara tuvo una idea maravillosa. Decidió organizar un picnic en el parque para toda la familia.

Les dijo a todos que cada uno debía preparar algo delicioso para llevar al picnic. Lucas estaba emocionado por pasar tiempo con su familia y ayudó a su mamá a preparar unas ricas empanadas argentinas.

Mientras tanto, el abuelo Don Ernesto decidió hacer unos sándwiches de jamón y queso. Cuando llegaron al parque, encontraron un lugar perfecto bajo un frondoso árbol. Extendieron la manta sobre el césped verde y comenzaron a disfrutar de la comida que habían llevado.

De repente, Lucas notó que no había suficiente sombra para proteger a los bebés del sol caliente.

Se acercó al abuelo Don Ernesto y le dijo: "Abuelo, ¿qué podemos hacer para proteger a Martina y Mateo del sol?"Don Ernesto pensó durante unos segundos antes de tener una idea brillante. Corrió hacia su auto y regresó con dos grandes sombrillas coloridas. "¡Aquí están las sombrillas!", exclamó entusiasmado mientras las colocaba junto a los bebés.

Todos aplaudieron su ingenio mientras se sentaban debajo de ellas para disfrutar del picnic sin preocupaciones. Mientras comían, una mariposa amarilla y azul revoloteaba cerca de ellos. Lucas, siempre curioso, se levantó y comenzó a perseguirla por el parque.

La mariposa lo llevó a un rincón del parque donde había un árbol mágico. El árbol tenía frutas de todos los colores: manzanas rojas, naranjas jugosas y plátanos amarillos. Lucas estaba asombrado por la belleza del árbol y decidió llevar algunas frutas para compartir con su familia.

Mientras tanto, la mariposa volaba alrededor de él como si estuviera guiándolo. Cuando Lucas regresó al picnic con las frutas en sus manos, todos quedaron sorprendidos al verlo. "¡Lucas! ¡Qué hermosas frutas has encontrado!", exclamó Doña Clara emocionada.

Lucas sonrió mientras compartía las frutas con su abuelo Don Ernesto y los bebés Martina y Mateo. Todos disfrutaron de aquel festín lleno de sabores dulces y refrescantes.

Mientras saboreaban las frutas, Lucas le contó a su familia cómo había llegado hasta el árbol mágico siguiendo a la mariposa. Todos escuchaban atentamente mientras dejaban volar su imaginación. El sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas cuando decidieron reagarrar todo y regresar a casa.

Llenos de alegría por haber pasado un día tan especial juntos, caminaron tomados de la mano hacia el auto. En el camino de regreso, Lucas miró por la ventana y vio una última vez aquella mariposa amarilla y azul.

Sabía que siempre recordaría aquel día como uno de los más especiales de su vida. Y así, la familia regresó a casa con corazones llenos de amor y recuerdos inolvidables.

Aprendieron la importancia de protegerse unos a otros, ser creativos en situaciones difíciles y seguir las señales que el mundo les ofrecía. Desde ese día, Lucas siempre llevaba consigo una pequeña figura de una mariposa para recordarle lo valioso que es seguir tus sueños y disfrutar cada momento en familia.

Y cada vez que veía esa figura, sonreía sabiendo que había vivido una aventura mágica junto a sus seres queridos.

FIN.

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