El árbol mágico de los deseos



Había una vez tres hermanitos muy traviesos llamados Benicio, Catalina y Felicitas. A ellos no les gustaba comer verduras, preferían las golosinas y los dulces. Pero lo que más les gustaba era jugar juntos.

Un día, mientras jugaban en el parque, se encontraron con un árbol mágico que hablaba. Los hermanitos se quedaron sorprendidos al escuchar la voz del árbol. "¡Hola niños! ¿Cómo están?"- preguntó el árbol. "¡Estamos bien!"- respondieron los hermanitos emocionados.

"¿Qué hacen por aquí?"- preguntó el árbol curioso. "Estamos jugando"- respondió Catalina sonriendo. El árbol les contó que él era un árbol mágico y que podía concederles un deseo a cada uno.

Los hermanitos estaban muy emocionados y comenzaron a pensar en sus deseos. Benicio fue el primero en hablar:"Yo quiero tener muchos juguetes nuevos para jugar". El árbol le concedió su deseo y de repente aparecieron muchos juguetes nuevos frente a él.

Benicio estaba tan feliz que corrió hacia los juguetes para empezar a jugar inmediatamente. Luego fue el turno de Catalina:"Yo quiero ser la mejor bailarina del mundo".

El árbol le concedió su deseo y de repente apareció un escenario frente a ella donde podía bailar todo lo que quisiera. Catalina estaba tan contenta que empezó a bailar ballet como nunca antes había hecho. Finalmente, llegó el turno de Felicitas:"Yo quiero dejar de odiar las verduras y empezar a disfrutarlas".

El árbol se sorprendió al escuchar la petición de Felicitas, pero le concedió su deseo. De repente, apareció un plato de verduras frente a ella. Felicitas decidió probar una zanahoria y para su sorpresa, ¡le gustó! Luego probó el brócoli y también le gustó.

Finalmente, probó todas las verduras del plato y descubrió que en realidad eran muy sabrosas. Los tres hermanitos estaban felices con sus deseos concedidos por el árbol mágico.

A partir de ese día, Benicio siguió jugando con sus nuevos juguetes, Catalina siguió bailando en su escenario mágico y Felicitas comenzó a disfrutar mucho más de la comida saludable.

Desde entonces, los hermanitos aprendieron que no hay nada mejor que jugar juntos y divertirse mientras comen alimentos saludables para crecer fuertes y sanos. Y así fue como todos vivieron felices para siempre.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!