El Árbol Mágico del Reciclaje



Había una vez, en la escuela Miguel Alemán, un maestro llamado Don Ramiro que tenía a su cargo a los alumnos del tercer grado B. Eran niños muy traviesos y curiosos, pero también muy inteligentes y creativos.

Se acercaba la época navideña y el espíritu festivo se sentía en el aire. Los niños estaban emocionados por las vacaciones, pero también querían hacer algo especial para celebrar la Navidad en su salón de clases.

Un día, durante una de sus lecciones de matemáticas, Don Ramiro les propuso a sus alumnos un desafío. Les dijo: "Chicos, ¿qué les parece si creamos nuestro propio árbol de Navidad con material reciclado? Podemos decorarlo con adornos hechos por ustedes mismos".

Los ojos de los niños brillaron de emoción ante la idea. Todos comenzaron a pensar en qué materiales podrían utilizar para construir su árbol. Decidieron recolectar botellas plásticas vacías, cartones y papel de colores.

Durante semanas trabajaron arduamente en su proyecto navideño. Recortaron las botellas plásticas para darles forma de ramas y las pintaron de verde brillante. Luego cortaron formas geométricas en los cartones y las decoraron con brillos y purpurina.

Finalmente llegó el día esperado: el último día antes de las vacaciones navideñas. Los chicos colocaron cuidadosamente cada rama en su lugar hasta formar un hermoso árbol reciclado. Luego colgaron sus adornos hechos a mano con mucho orgullo.

Cuando terminaron, todos se quedaron admirando su obra maestra. El árbol era alto y colorido, con destellos de luz que se reflejaban en las botellas plásticas. -¡Qué hermoso árbol hemos creado! -exclamó Don Ramiro-.

Estoy muy orgulloso de todos ustedes por trabajar juntos y utilizar su creatividad para hacer algo especial. Los niños sonrieron y se abrazaron emocionados. Sabían que habían logrado algo maravilloso gracias a su esfuerzo en equipo. Pero la historia no termina aquí.

Esa misma noche, mientras los chicos dormían, un pequeño milagro ocurrió en el salón de clases. El espíritu navideño había llegado para darle vida al árbol reciclado.

Cuando los alumnos regresaron después de las vacaciones, encontraron una sorpresa increíble: el árbol estaba lleno de luces parpadeantes y brillantes estrellas doradas colgaban de sus ramas. -¡Miren lo que pasó! ¡Nuestro árbol cobra vida por la magia navideña! -exclamaron los niños emocionados.

Don Ramiro sonrió y les explicó: "Chicos, este es un recordatorio de que cuando trabajamos juntos y ponemos todo nuestro empeño en algo, podemos lograr cosas asombrosas". Desde aquel día, cada año los alumnos del tercer grado B continuaron creando su propio árbol reciclado para celebrar la Navidad.

Aprendieron que la magia está dentro de ellos mismos y que pueden hacer realidad cualquier sueño si se lo proponen. Y así fue como Don Ramiro y sus alumnos vivieron una Navidad llena de alegría, aprendizaje y solidaridad.

El espíritu navideño se mantuvo vivo en sus corazones durante todo el año, recordándoles que juntos pueden hacer grandes cosas.

FIN.

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