El árbol mágico y la niña perdida
Había una vez en un hermoso bosque, un árbol mágico que guardaba un gran secreto.
Este árbol tenía hojas de colores brillantes que cambiaban según la estación del año, y su tronco estaba cubierto de extrañas marcas que brillaban bajo la luz de la luna. Un día, una niña llamada Sofía se adentró en el bosque mientras jugaba y, sin darse cuenta, se perdió entre los árboles. Desesperada, comenzó a llorar y a llamar a su mamá, pero nadie respondía.
Tras caminar un largo rato, Sofía divisó a lo lejos una luz que provenía del árbol mágico. Con curiosidad, se acercó y descubrió que el árbol tenía un rostro tallado en su corteza.
-¿Hola, pequeña, qué haces aquí en el bosque? - preguntó el árbol en un susurro. Sorprendida, Sofía contestó: -Me he perdido y no sé cómo regresar a casa.
El
árbol le habló con ternura y le ofreció su ayuda: -Soy un árbol mágico y puedo ayudarte a encontrar tu camino de regreso a casa, pero primero necesitas superar tres pruebas. La niña aceptó el desafío y el árbol le explicó las pruebas que debía superar.
La primera prueba consistía en encontrar una flor mágica que solo crecía en una cascada escondida en el bosque. Sin dudarlo, Sofía partió en busca de la flor.
Después de una larga caminata, llegó a la cascada y encontró la flor brillante en medio de un arco iris que se formaba bajo la caída de agua. La segunda prueba era encontrar una llave mágica en lo más profundo de una cueva oscura.
Con valentía, Sofía se adentró en la cueva y, con la ayuda de un pequeño rayo de luz que se colaba por una grieta, encontró la llave misteriosa. Y finalmente, la tercera prueba consistía en resolver un acertijo: 'Cuanto más lo quites, más grande se vuelve'. Después de reflexionar un poco, Sofía supo de qué se trataba y respondió: 'Un agujero'.
Al escuchar la respuesta, el árbol mágico sonrió y extendió una rama hacia la niña, que se convirtió en un camino luminoso que la guió de vuelta a casa.
La niña, llena de alegría, corrió hacia su mamá y le contó su maravillosa aventura en el bosque. A partir de ese día, Sofía visitaba al árbol mágico cada vez que quería escuchar sus sabias historias y jugar con las hojas de colores.
El árbol se convirtió en su amigo más especial, y juntos compartieron muchos momentos mágicos en el bosque.
Fin.
FIN.