El árbol olvidado



Sari era una niña curiosa y amante de la naturaleza. Un día, mientras jugaba en la escuela con sus amigos, notaron un pequeño árbol solitario y raquítico en un rincón olvidado del patio. Decidieron acercarse para ver qué le sucedía. Al acercarse, escucharon un suave susurro que provenía del árbol.

- ¡Hola! ¿Me pueden escuchar? -dijo una voz suave. Sorprendidos, los niños miraron a su alrededor, pero nadie más estaba ahí. Entonces, se dieron cuenta de que la voz venía del árbol.

- Soy el árbol de la escuela y me siento muy triste y abandonado. No recibo la atención ni el cariño que necesito para crecer fuerte y hermoso -explicó el árbol con tristeza.

Los niños se miraron entre sí y comprendieron que tenían que hacer algo al respecto. Decidieron convertirse en amigos del árbol y cuidarlo con amor y dedicación. Todos los días, al terminar las clases, visitaban al árbol, le hablaban, le cantaban, y regaban su base con agua fresca. Poco a poco, el árbol empezó a lucir más verde y saludable.

Sin embargo, un día, una tormenta fuerte azotó la escuela, y el árbol quedó muy dañado. Los niños se entristecieron, pero no se rindieron. Buscaron la ayuda de sus maestros y juntos repararon con cuidado las ramas rotas y aseguraron el tronco para que se recuperara. Pasaron días, semanas y meses cuidando al árbol con esmero. Pronto, el árbol se convirtió en un hermoso ejemplar que brindaba sombra y alegría a todos en la escuela. Los niños aprendieron sobre la importancia del cuidado de la naturaleza y de cómo, con esfuerzo y dedicación, se puede lograr un cambio positivo. El árbol, agradecido, les brindaba su amistad y les enseñaba sobre el respeto a todo lo que nos rodea. Desde entonces, Sari y sus amigos se convirtieron en defensores de la naturaleza y enseñaban a otros la importancia de cuidar y respetar a los árboles y a todo ser vivo que nos rodea.

FIN.

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