El árbol que abrazaba como mamá


En un pequeño pueblo rodeado de exuberante naturaleza, vivía una niña huérfana llamada Martina. Desde que Martina tenía memoria, ella se sentía muy sola, ya que nunca conoció a sus padres.

Pero Martina encontró consuelo y compañía en un viejo árbol centenario que crecía en el jardín de su abuela. Ella creía que el árbol, con sus ramas extendidas y su tronco fuerte, era su mamá. Martina pasaba horas abrazando el árbol, contándole sus secretos y compartiendo sus sueños.

"Mamá árbol, ¿qué debo hacer para que todos en el pueblo me quieran?" le preguntaba a menudo. Y el viento susurraba en las hojas, como si el árbol respondiera: "Sé amable y ayuda a los demás".

Un día, en el colegio, unos niños se burlaron de Martina por creer que el árbol era su mamá. Llorando, corrió hacia el árbol y lo abrazó con fuerza. "Mamá árbol, ¿por qué no me entienden?".

En ese momento, una voz suave se escuchó detrás de ella. Era Lucas, un niño nuevo en el pueblo. Él le explicó que también tenía un árbol especial al que llamaba mamá, y que Martina no estaba sola.

Juntos, decidieron plantar un pequeño árbol en la escuela para recordarle a todos la importancia de cuidar y respetar a la naturaleza. Con el tiempo, Martina y Lucas se convirtieron en los guardianes de los árboles del pueblo, compartiendo amor y aprendizaje con todos.

Y el árbol centenario, orgulloso, veía cómo su hija Martina crecía fuerte y decidida, sabiendo que el verdadero amor puede ser encontrado en las raíces más profundas.

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