El árbol sabio



Había una vez un niño llamado Tito, que vivía en una pequeña casa cerca de la playa. A él le gustaba pasar sus días jugando en la arena y bañándose en el mar.

Un día, mientras caminaba por la playa, encontró un árbol solitario y decidió sentarse a su lado. "Hola árbol, ¿cómo estás?" preguntó Tito. "Bien gracias" respondió el árbol con una voz suave.

A partir de ese día, Tito visitaba al árbol todos los días para hablar con él. Le contaba sobre sus aventuras en la playa y le pedía consejos cuando tenía problemas. El árbol siempre lo escuchaba atentamente y le daba sabios consejos.

Un día, mientras caminaban por la playa juntos, Tito se encontró con un grupo de niños que jugaban a construir castillos de arena. Él se acercó a ellos pero no sabía cómo hacer amigos. "¿Puedo jugar con ustedes?" preguntó tímidamente.

"Claro" , dijo uno de los niños sonriendo amablemente. Tito estaba muy feliz porque finalmente había encontrado amigos nuevos. Juntos construyeron castillos más grandes y nadaron en el mar hasta que el sol comenzó a ponerse.

Cuando llegó la hora de irse a casa, los niños invitaron a Tito a volver al día siguiente para seguir jugando juntos. Él estaba emocionado por tener compañeros nuevos y prometió volver al otro día.

Los días pasaron y Tito seguía visitando al árbol cada vez que necesitaba consejos o simplemente quería charlar. Pero ahora también tenía amigos con los que podía jugar y divertirse. Un día, Tito se dio cuenta de que había dejado de visitar al árbol tan seguido como antes.

Se sintió mal por haberlo descuidado y decidió ir a verlo para disculparse. "Lo siento mucho por no venir tanto como antes" dijo Tito apenado. "No te preocupes, Tito. Siempre estaré aquí cuando me necesites" respondió el árbol tranquilizadoramente.

Tito se sintió mejor después de hablar con el árbol y se prometió a sí mismo nunca olvidarse del amigo fiel que lo había acompañado desde su llegada a la playa.

Desde ese día en adelante, Tito siguió visitando al árbol todos los días para charlar y recibir sus consejos sabios. También pasaba tiempo jugando con sus amigos en la playa, disfrutando del amor fraternal que compartían juntos.

Y así fue como Tito aprendió la importancia de la amistad verdadera y el valor del amor fraternal en su vida diaria.

FIN.

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