El árbol solidario



En un tranquilo pueblo, había un árbol muy especial llamado Tobías. Tobías era un árbol de hojas brillantes y frondosas que siempre estaba repleto de frutas deliciosas.

Pero lo más asombroso de Tobías no era su belleza, sino su increíble generosidad. Desde que era pequeño, Tobías había adoptado la costumbre de compartir sus frutas con los habitantes del pueblo, sin esperar nada a cambio. Todos en el pueblo sabían que podían contar con Tobías en tiempos de necesidad.

Un día, una terrible sequía azotó el pueblo, y las cosechas se marchitaron. La gente empezó a pasar hambre, y la desesperación se apoderó de todos. La generosidad de Tobías fue puesta a prueba como nunca antes.

A pesar de que también estaba sufriendo por la escasez de agua, Tobías decidió compartir las pocas frutas que le quedaban con sus vecinos. -“No se preocupen, amigos. Aunque las cosas estén difíciles, siempre encontraré la forma de apoyarlos”, les dijo con una sonrisa.

La noticia sobre la generosidad de Tobías se esparció por el pueblo, y todos se unieron para cuidar al árbol.

Le llevaron agua, cuidaron de sus raíces y le dieron tanto amor como él había dado a lo largo de los años. Con el tiempo, la sequía terminó y las cosechas volvieron a florecer. Agradecidos por la increíble muestra de generosidad y fraternidad de Tobías, los habitantes del pueblo decidieron celebrar su ejemplo de servicio y compasión.

Crearon un día especial en su honor, donde cada persona debía hacer una buena acción por los demás, siguiendo el ejemplo del árbol solidario.

Tobías se convirtió en un símbolo de bondad y resiliencia para todos, recordándoles que el altruismo y la fraternidad son las semillas que hacen florecer la felicidad en la comunidad.

FIN.

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