El Árbol Sonriente y el Bosque de la Amistad
En un hermoso valle rodeado de montañas y ríos cristalinos, vivía un árbol mágico llamado Arbolito. Arbolito tenía una corteza brillante, hojas de un verde radiante y una sonrisa tan grande que iluminaba todo a su alrededor. Era un árbol alegre y bondadoso que siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.
Cada día, Arbolito charlaba con los animales del bosque. Un día, una pequeña ardilla llamada Lía se acercó a él.
"Hola, Arbolito! ¿Cómo estás hoy?" preguntó Lía.
"¡Hola, Lía! Estoy feliz como siempre. ¿Y vos?" respondió Arbolito con su voz melodiosa.
Pero esa mañana, Lía se veía preocupada.
"Tengo miedo, Arbolito. Escuché que unos hombres quieren cortar algunos árboles para hacer una carretera, y no quiero que te lleven. Eres nuestro mejor amigo".
"No te preocupes, Lía. Tengo un plan" dijo Arbolito mientras sus hojas brillaban más intensamente.
Arbolito decidió reunir a todos los animales del bosque para hablar sobre la situación. Todos llegaron: el conejo Benito, la tortuga Clara, el búho Sabio y muchos más.
"Queridos amigos, han surgido problemas en nuestro hogar. Vamos a trabajar juntos para proteger nuestro bosque" explicó Arbolito.
Los animales, asustados pero con la determinación en sus ojos, comenzaron a pensar en cómo podrían ayudar. Finalmente, la astuta tortuga Clara tuvo una idea brillante.
"¿Y si hacemos una gran fiesta del bosque para mostrarles a los humanos lo maravilloso que es nuestro hogar?" propuso.
"¡Esa es una idea increíble!" exclamaron los demás.
"¡Una fiesta! Será el mejor plan!" dijo Lía emocionada.
Y así, todos comenzaron a prepararse para la Gran Fiesta del Bosque. Arbolito se encargó de adornar su tronco con luces naturales y flores de colores. Los pájaros se ofrecieron a cantar hermosas melodías, mientras que los conejos y ardillas recolectaban comida para todos.
El día de la fiesta, los animales se pusieron sus mejores trajes de hojas y flores. El aire estaba lleno de risas y melodías. Cuando la fiesta estuvo en pleno apogeo, los humanos del pueblo cercano se acercaron al bosque atraídos por la música y las luces.
"¿Qué está pasando aquí?" murmuró un hombre curioso.
"¡Vengan, vengan! Todos son bienvenidos!" gritó Arbolito, usando su magia para hacer que su voz sonara clara y amigable.
Los humanos se sorprendieron al ver a tantos animales bailando y disfrutando juntos. Arbolito, con su sonrisa y sus hojas brillantes, les explicó lo que estaba en juego.
"Este bosque es hogar de muchos seres vivos y es nuestro lugar feliz. Por favor, no lo destruyan. Juntos, podemos cuidar de este lugar".
Los humanos, conmovidos por la imagen de la fiesta y la pasión de Arbolito, comenzaron a comprender la importancia de la naturaleza.
"Nunca pensamos que había tanto amor aquí", dijo una mujer entre lágrimas.
"¡Prometemos ayudar! Buscaremos maneras de que el bosque y nuestro pueblo puedan coexistir en armonía".
Desde entonces, gracias a Arbolito y a la unión de los animales, los humanos decidieron hacer un sendero que pasara por el borde del bosque, permitiendo que todos disfrutaran de la belleza natural sin hacer daño.
Arbolito sonrió, y en su corazón supo que cuando todos trabajamos juntos, podemos lograr cosas asombrosas. Así, el bosque se convirtió en un lugar de amistad entre humanos y animales. Y durante muchos años, cada vez que había una celebración, los animales y los humanos se reunían bajo la sombra de Arbolito, siempre sonriendo, recordando la magia de la amistad y el amor por la naturaleza.
FIN.