El Árbol Valiente



Había una vez un pequeño árbol llamado Ramito, que vivía en un hermoso bosque. A diferencia de los demás árboles y plantas que crecían altos y fuertes, Ramito no podía crecer más allá de unos pocos centímetros.

Ramito se sentía triste y desanimado porque todos se burlaban de él por ser tan pequeño. Los demás árboles lo miraban con lástima y decían: "¡Mira qué diminuto eres! No sirves para nada".

Ramito sollozaba en silencio cada noche, deseando poder ser como los demás. Pero a pesar de todo, nunca dejó que las palabras hirientes lo aplastaran por completo. En su interior sabía que tenía algo especial, solo necesitaba descubrirlo.

Un día, el Rey de los árboles convocó a todos los habitantes del bosque para anunciar una noticia importante. Todos los árboles se agruparon ansiosos por escuchar al rey.

"Queridos amigos del bosque", comenzó el Rey de los árboles con voz majestuosa, "ha llegado un momento crucial para nuestro hogar. Una terrible plaga está amenazando nuestra existencia". El temor invadió a todos los presentes mientras el rey explicaba la situación: unas malvadas termitas habían invadido el bosque y estaban devorando cada uno de sus troncos.

Los grandes árboles propusieron diversas estrategias para enfrentar esta amenaza. Algunos sugerían luchar contra las termitas con ramas gigantes, mientras otros proponían buscar ayuda de animales más grandes y fuertes.

En medio del alboroto, Ramito se acercó tímidamente al Rey de los árboles. "Su Majestad, aunque soy pequeño, estoy dispuesto a ayudar en lo que sea necesario para salvar nuestro hogar", dijo con determinación. Los demás árboles se rieron a carcajadas.

"¿Tú? ¿Ayudarnos? ¡Si apenas eres un insignificante arbustito!", exclamaron burlonamente. Pero el Rey de los árboles sonrió y le dio una oportunidad a Ramito. Le explicó que había descubierto algo especial en él: su capacidad para resistir el paso del tiempo sin crecer mucho.

Eso podía ser valioso para engañar a las termitas y proteger al bosque. Con renovada esperanza, Ramito se puso manos a la obra junto a los demás árboles.

Usando sus ramitas como señuelo, atrajo a las termitas hacia él mientras los otros árboles instalaron trampas ingeniosas para capturarlas. Ramito soportó valientemente cada mordisco de las termitas sin desfallecer ni rendirse. Su pequeño tamaño resultó ser su mayor fortaleza, ya que las termitas no lo veían como una amenaza.

Después de días de arduo trabajo, finalmente lograron exterminar la plaga y salvar el bosque gracias al sacrificio y astucia de Ramito. Los demás árboles quedaron maravillados por la valentía demostrada por aquel pequeño arbusto que habían subestimado tanto.

Lo aplaudieron y lo llamaron el "Gran Pequeño Árbol". Desde aquel día, Ramito fue respetado y admirado por todos en el bosque.

Su historia se convirtió en una inspiración para los demás árboles, recordándoles que no importa cuán pequeños o diferentes sean, siempre pueden hacer grandes cosas si están dispuestos a luchar por aquello en lo que creen. Y así, Ramito vivió feliz sabiendo que su tamaño no definía su valor.

Aprendió que la verdadera grandeza radica en el coraje y la determinación de darlo todo por los demás.

FIN.

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