El Árbol y el Conejo
Había una vez en un bosque encantado, un árbol mágico llamado Tilo que tenía un don especial: ¡podía hablar! Tilo era un árbol sabio y paciente que se pasaba sus días observando a los animales del bosque y a las plantas que crecían a su alrededor.
Un día, mientras Tilo observaba los rayos del sol bailando entre sus hojas, un curioso conejo llamado Pancho se acercó a su tronco.
- ¡Hola, árbol mágico! ¿Por qué eres tan grande y yo tan pequeño? - preguntó Pancho, con ojos llenos de asombro. - Hola, conejito. Yo soy un árbol y tú eres un conejo. Somos diferentes en tamaño y forma, pero en realidad tenemos muchas cosas en común - respondió Tilo con una sonrisa amigable.
A partir de ese día, Tilo y Pancho se convirtieron en grandes amigos. Tilo le contaba a Pancho acerca de la importancia de cuidar la naturaleza y Pancho le enseñaba a Tilo sobre la agilidad y la astucia de los conejos.
Juntos, descubrían las maravillas del bosque y aprendían a apreciar sus diferencias. Un día, el bosque fue golpeado por una fuerte tormenta que dejó caídas muchas ramas y árboles derribados.
Tilo resultó muy dañado y sentía tristeza por la pérdida de su hermosa copa. Pancho, con su agilidad, ayudó a Tilo a recolectar las ramas caídas y a cuidar de él mientras sanaba.
Tilo, conmovido por el gesto de amistad, entendió que la verdadera belleza está en el interior y agradeció a Pancho por su valiosa ayuda. Juntos, aprendieron que, a pesar de sus diferencias, podían ayudarse mutuamente y celebrar lo que los hacía únicos.
El bosque volvió a florecer, y Tilo y Pancho siguieron siendo amigos, cuidando juntos del hermoso lugar que habitaban.
FIN.