El árbol y el perro solitario


Había una vez un perro llamado Sol que vivía en un hermoso bosque rodeado de árboles frondosos. A Sol le encantaba jugar y divertirse, pero a veces se sentía solo porque no tenía amigos con quienes compartir sus juegos.

Un día, mientras caminaba por el bosque, Sol vio a un árbol triste y solitario. El árbol parecía muy aburrido allí parado sin hacer nada. Entonces, Sol decidió acercarse y preguntarle qué le pasaba.

"Hola, señor Árbol ¿por qué estás tan triste?"- preguntó Sol con curiosidad. El Árbol levantó la cabeza y respondió con voz apagada: "Estoy aburrido de estar siempre quieto aquí sin poder moverme ni jugar como tú".

Sol sintió mucha pena por el Árbol y tuvo una idea brillante: "¡Vamos a jugar juntos! Yo sé muchos juegos divertidos que podemos disfrutar". El Árbol dudó al principio, pero luego aceptó la propuesta de Sol.

Juntos empezaron a correr por el bosque jugando al escondite, saltando entre las ramas e inventando canciones.

Pero había algo sorprendente en este juego especial entre Perro Sol y Árbol: cada vez que el perro corría alrededor del árbol en su intento por atraparlo, las hojas del árbol se movían como si estuvieran riendo. Y cuando era el turno del perro de esconderse detrás del árbol, sus rayos de sol iluminaban todo el lugar como si estuvieran aplaudiendo.

El Bosque entero se llenaba de alegría cada vez que Perro Sol y Árbol jugaban juntos. Los demás animales del bosque también se unieron a los juegos, creando una gran diversión para todos. Con el tiempo, el árbol ya no se sentía triste ni solo.

Ahora tenía a Sol y a sus nuevos amigos con quienes compartir momentos maravillosos. Y Sol ya no se sentía solo porque había encontrado un verdadero amigo en el Árbol.

Juntos, Perro Sol y Árbol enseñaron una valiosa lección a todos los habitantes del bosque: la amistad puede florecer incluso en lugares inesperados y cuando menos lo esperamos. Solo necesitamos abrir nuestro corazón y estar dispuestos a jugar y divertirnos juntos.

Así, cada día, Perro Sol y Árbol continuaron jugando en el bosque, riendo sin parar y compartiendo su increíble amistad con todos aquellos que estuvieran dispuestos a disfrutar de la vida como ellos lo hacían.

Y así fue como Perro Sol encontró un compañero inusual pero maravilloso en el solitario Árbol, demostrando que la amistad puede surgir incluso entre seres tan diferentes como un perro y un árbol.

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