El árbol y Zoe


Había una vez una niña llamada Zoe que vivía en el bosque feliz.

Desde que era muy pequeña, su mamá y su papá le enseñaron a amar la naturaleza y a cuidar de todos los seres vivos que habitaban en ella. Zoe pasaba sus días explorando el bosque, jugando con los animales y aprendiendo cosas nuevas cada día.

Tenía amigos como el conejito Saltarín, la ardilla Traviesa y el pajarito Cantor, quienes siempre la acompañaban en todas sus aventuras. Un día, mientras Zoe caminaba por el bosque, encontró un árbol enorme y frondoso. Se acercó para saludarlo como lo hacía con todos los árboles del lugar, pero este parecía triste.

"Hola árbol querido ¿por qué estás tan triste?"- preguntó Zoe preocupada. El árbol suspiró y respondió: "Estoy triste porque me siento solo. Todos mis amigos se han ido y ya no tengo compañía".

Zoe se entristeció al escuchar esto y decidió ayudar al árbol a encontrar nuevos amigos. Pensó en cómo podría hacerlo cuando recordó las semillas mágicas que su abuelita le había regalado. Corrió hacia su casa para buscar las semillas mágicas y volvió rápidamente al lado del árbol triste.

Juntos comenzaron a plantar las semillas en diferentes lugares del bosque. Pasaron los días y poco a poco las semillas fueron creciendo hasta convertirse en hermosas flores de colores brillantes.

Cada flor tenía vida propia e invitaba a otros seres vivos a acercarse. El árbol sonreía feliz al ver cómo el bosque se llenaba de vida nuevamente. Los animales comenzaron a llegar, mariposas de todos los colores revoloteaban y pájaros cantaban alegres melodías.

Zoe se sentía orgullosa por haber ayudado al árbol triste y por haber creado un lugar aún más hermoso en el bosque feliz. Pero la historia no terminó ahí, ya que algo inesperado sucedió.

Una mañana, mientras Zoe jugaba con sus amigos animales, una pequeña mariquita llamada Lola se acercó corriendo y les dijo: "¡Rápido! ¡El río está desbordándose y va a inundar todo el bosque!"Todos los animales entraron en pánico y no sabían qué hacer.

Zoe pensó rápidamente en una solución y se dio cuenta de que podían construir un dique para contener el agua del río. Junto a sus amigos animales, Zoe trabajó arduamente cavando zanjas y apilando piedras para formar un muro que protegiera al bosque.

Fue una tarea difícil pero juntos lograron detener la inundación a tiempo. El bosque estaba a salvo gracias al esfuerzo conjunto de todos los habitantes.

Zoe comprendió entonces la importancia de la amistad, el trabajo en equipo y cuidar del entorno en el que vivimos. Desde ese día, Zoe continuó viviendo en el bosque feliz junto a sus amigos animales. Cada día aprendían cosas nuevas y disfrutaban de las maravillas que la naturaleza les ofrecía.

Y así fue como Zoe descubrió que vivir en el bosque feliz no solo era divertido, sino también una gran responsabilidad. Aprendió a cuidar de la naturaleza y a valorar la importancia de trabajar juntos para protegerla.

Y colorín colorado, esta historia del bosque feliz ha terminado.

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