El árbolito y su belleza interior



Había una vez en el bosque un pequeño árbol llamado Tilo, que se sentía muy triste porque consideraba que era feo.

Todas las demás plantas y árboles a su alrededor parecían hermosos y frondosos, mientras que él se veía torcido y con pocas hojas. Un día, llegó al bosque un grupo de niños que estaban de excursión. Uno de ellos, llamado Pedro, notó al árbolito solitario y se acercó a él. -Hola, ¿por qué estás tan triste? preguntó Pedro.

-Porque soy feo y no puedo hacer nada al respecto, respondió Tilo con tristeza. Pedro se sentó al lado de Tilo y le explicó que la belleza no solo reside en el exterior, sino también en el interior.

Le contó que todos los árboles tienen un propósito y que, aunque él no se parecía a los demás, seguramente tenía algo especial que ofrecer al bosque. Esta conversación hizo que Tilo se sintiera un poco mejor, pero aún no estaba convencido.

Sin embargo, Pedro visitaba al árbolito frecuentemente y le contaba historias sobre la importancia de la diversidad y la singularidad. Con el tiempo, Tilo comenzó a cambiar su perspectiva.

Descubrió que, a pesar de no ser igual a los demás, tenía la capacidad de dar sombra a los animalitos del bosque, quienes agradecían su presencia. Además, sus ramas torcidas se convirtieron en un divertido escondite para los pajaritos.

Tilo aprendió a apreciar su singularidad y a entender que era valioso de una manera única. Desde ese día, el árbolito ya no se sentía triste ni feo. Aceptó su apariencia y se convirtió en un símbolo de valentía y autoaceptación para todos los seres del bosque.

Los demás árboles y plantas también aprendieron a valorar y respetar las diferencias. Tilo se convirtió en un ejemplo de amor propio y enseñó a todos que la belleza verdadera proviene del interior.

FIN.

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