El arbusto solitario


Había una vez un arbusto muy especial llamado Ramona. A diferencia de los demás arbustos, ella tenía un busto que la hacía destacar entre todos.

Sin embargo, a pesar de su apariencia única, Ramona se sentía solita y triste porque tenía dificultades para hacer amigos. Un día, mientras paseaba por el parque, Ramona observó cómo todos los niños se divertían juntos. Pero cuando intentaba acercarse a ellos, parecían ignorarla y seguían jugando sin prestarle atención.

Esto entristeció aún más a Ramona. Decidida a cambiar su situación, Ramona tuvo una idea brillante: aprovechar su físico para llamar la atención de las personas y así hacer amigos.

Se puso sus flores más coloridas y comenzó a balancearse con gracia en el viento para captar miradas. Pronto, los niños del parque quedaron maravillados por la belleza de Ramona y comenzaron a rodearla. Todos querían ser amigos de aquel arbusto tan especial.

Ramona se sentía emocionada al fin tener compañeros con quienes jugar. Pero poco a poco fue dándose cuenta de algo importante.

Los niños solo estaban interesados en su apariencia externa y no en lo que ella realmente era como persona (o mejor dicho, como planta). Se dio cuenta de que no eran verdaderos amigos y eso le dejó un sabor amargo en el corazón.

Entonces decidió hablar con sus nuevos —"amigos"  y les dijo: "-Chicos, me siento muy feliz de haberlos conocido pero creo que es importante que valoremos lo que hay dentro de cada uno".

Los niños la miraron confundidos y uno de ellos preguntó: "-¿A qué te refieres, Ramona?"Ramona explicó que el exterior puede ser llamativo, pero lo que realmente importa es cómo tratamos a los demás y cómo nos sentimos en su compañía. Les contó que ella también quería tener amigos de verdad, aquellos que la valoraran por lo que era en su interior.

Los niños reflexionaron sobre las palabras de Ramona y poco a poco comenzaron a entender lo importante que era valorar a las personas por quienes son realmente. Decidieron darle una oportunidad a Ramona y conocerla mejor, más allá de su apariencia física.

Con el tiempo, Ramona se convirtió en una gran amiga para todos los niños del parque. Descubrieron que además de ser hermosa por fuera, era un arbusto muy divertido, amable y generoso. Juntos compartían juegos, risas y secretos.

Ramona aprendió una valiosa lección: no importa cuán diferente o especial seas físicamente, lo más importante es tener amigos verdaderos que te valoren por tu interior.

Y así fue como ese arbusto con busto encontró la verdadera amistad y la felicidad en su corazón. Desde aquel día, Ramona continuó siendo un ejemplo para todos los demás arbustos del parque.

Les enseñaba el valor de la amistad sincera y cómo encontrar la belleza en cada uno sin juzgar por las apariencias externas. Y así vivieron felices para siempre, rodeados de amor y aceptación mutua. Porque al final del día, lo único que importa es el cariño genuino entre amigos.

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