El Arcángel y los Demonios




En un reino encantado y lejano, vivía el poderoso arcángel Ariel con su esposa Serena y sus tres hijos, Elio, Luna y Estrella. Un día, mientras la familia disfrutaba de un apacible picnic en el bosque, una horda de demonios emergió de las sombras, sedientos de caos y destrucción.

Ariel, con su brillante armadura y sus relucientes alas, se interpuso valientemente entre los demonios y su amada familia. -¡No permitiré que hagan daño a los que amo! -exclamó con determinación, desplegando todo su poder celestial.

Los demonios, al ver al poderoso arcángel, se burlaron y desataron su furia maligna. La batalla se desencadenó, con chispas de luz y fuego en cada golpe, mientras la familia de Ariel observaba con preocupación.

A pesar de la valerosa resistencia del arcángel, los demonios parecían inagotables. Serena se acercó a sus hijos y, con voz dulce, les dijo: -Nuestro papá lucha con coraje para protegernos. Ahora es nuestro turno de ayudarlo.

Elio, Luna y Estrella comprendieron que debían aportar su parte en la batalla. Usando su ingenio y astucia, lograron distraer a los demonios con trampas y artilugios, permitiendo que su padre tuviera la ventaja necesaria para derrotar a los enemigos.

Con un último esfuerzo, Ariel desplegó sus alas con un resplandor deslumbrante y lanzó un poderoso destello de luz que envolvió a los demonios, purificándolos y devolviéndolos a su estado original de bondad.

Los demonios, ahora liberados de la oscuridad, se disculparon por su comportamiento y prometieron nunca más causar daño. El arcángel Ariel los perdonó, demostrando que incluso los seres más malvados pueden hallar redención.

La familia regresó a su hogar, fortalecida y unida por la adversidad. A partir de ese día, Elio, Luna y Estrella aprendieron que, trabajando juntos y poniendo cada uno su granito de arena, podrían superar cualquier desafío. Y el arcángel Ariel les enseñó que el amor y la valentía son las armas más poderosas en la lucha contra la oscuridad.

FIN.

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