El arco de los amigos



Había una vez un pequeño pueblo llamado Villa Fútbol, donde todos los habitantes eran fanáticos del fútbol.

En el centro de la ciudad, se encontraba el estadio "La Canchita", donde los niños y niñas pasaban sus tardes jugando al fútbol. En este pueblo vivía Arquero, un joven muy talentoso en el arte de atajar penales.

Siempre llevaba puesta su camiseta verde con el número 1 en la espalda y soñaba con ser reconocido como el mejor arquero del mundo. Un día soleado, mientras Arquero entrenaba en La Canchita, se dio cuenta de algo extraño. ¡Su pelota favorita, Amigos Pelota, estaba partida! Arquero sintió una gran tristeza al ver a su amiga rota en pedazos.

-¡Oh no! ¿Cómo podré jugar sin mi querida Amigos Pelota? -se lamentó Arquero. Justo en ese momento apareció Alegría, un niño lleno de energía y optimismo que siempre encontraba la manera de alegrar a los demás.

-¡Hola Arquero! ¿Qué te pasa? Pareces triste -dijo Alegría preocupado. -Mi querida Amigos Pelota está partida. No podré jugar más -respondió Arquero con tristeza. Alegría miró a Arquero con una sonrisa y le dijo:-No te preocupes amigo, podemos solucionarlo juntos.

Vamos a buscar a mis amigos para que nos ayuden. Arquero no entendía cómo podían ayudarlo si su pelota estaba tan rota, pero decidió confiar en Alegría. Juntos, fueron en busca de los amigos de Alegría.

El primero que encontraron fue Partido, un niño muy hábil con las manualidades. Arquero le mostró la pelota rota y Partido se puso manos a la obra. Con su habilidad, cosió cada pedazo de Amigos Pelota hasta que quedó como nueva. -¡Increíble! -exclamó Arquero emocionado-.

¡Amigos Pelota está como nueva! Pero el trabajo no había terminado aún. Alegría llevó a Arquero al taller de Alegre, un niño ingenioso y creativo que siempre tenía ideas sorprendentes.

Alegre tomó Amigos Pelota y comenzó a pintarla con colores brillantes y llamativos. -Así nadie podrá resistirse a jugar contigo -dijo Alegre mientras pintaba sonriente.

Arquero quedó maravillado al ver cómo su querida pelota había cobrado una nueva vida llena de color y alegría gracias al talento de sus amigos. Con su pelota renovada, Arquero volvió a La Canchita para demostrarle al pueblo lo bueno que era atajando penales. Pero esta vez, no solo era el mejor arquero sino también tenía una pelota única y especial.

Desde ese día, Arquero aprendió que siempre hay soluciones para los problemas si confiamos en nuestros amigos y nos abrimos a nuevas ideas. Además, entendió la importancia de valorar las cosas simples pero significativas en nuestra vida.

Y así, Villa Fútbol siguió siendo un lugar donde reinaba la amistad y el amor por el fútbol gracias a la inspiración del arquero, la alegría de los amigos y el espíritu de Amigos Pelota.

FIN.

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