El Arco Iris de Lila



En un frondoso bosque, rodeado de árboles susurrantes y flores de todos los colores, vivía una niña extraordinaria llamada Lila. Con su piel de un suave tono lila y su cabello brillante como el oro, Lila no solo era especial por su apariencia, sino también por sus mágicos poderes. Cuando estaba feliz, el sol salía radiante en el cielo, iluminando todo el bosque. Pero cuando se sentía triste, lágrimas de arco iris brotaban de sus ojos, creando un espectáculo deslumbrante que hacía sonreír a los demás, aunque a ella no siempre le alegraba.

Un día, mientras Lila jugaba con su perrito Tilo cerca del arroyo, notó algo raro. Entre las piedras brillaba un objeto misterioso. Atraída por su brillo, se acercó y lo tomó entre sus manos. Era un precioso cristal en forma de estrella, que parecía vibrar con una luz propia.

"¡Mirá, Tilo! ¡Es hermoso!" - dijo Lila, maravillada mientras el cristal reflejaba los colores del bosque.

De repente, una voz suave y melodiosa emanó del cristal: "Hola, Lila. Soy Estella, el espíritu de este bosque. He estado esperando a alguien especial como tú."

Lila se quedó boquiabierta: "¡Hola! ¿Qué es lo que necesitas de mí?" - preguntó con curiosidad.

Estella respondió: "He notado que tus poderes pueden ayudar a los seres del bosque. Este año, debido a una sequía, muchos animales y plantas están sufriendo. Necesitan magia y alegría para recuperarse."

Lila sintió un nudo en su estómago. "¿Pero qué puedo hacer, Estella? A veces no me siento feliz y mi tristeza causa arco iris... ¿Eso ayudará?"

"Tu arco iris no es solo tristeza, Lila. Es un recordatorio de que siempre hay belleza en la tristeza. Y tu alegría es aún más poderosa. Juntas, pueden traer vida al bosque. ¡Quiero que uses el cristal para ayudar!"

Decidida, Lila aceptó el desafío. Junto a Tilo, comenzó su aventura. Usando el cristal, Lila concentró toda su alegría y dejó que el sol brillara en su pecho. "¡Vamos, Tilo! ¡Encontremos a nuestros amigos!" - gritó con entusiasmo.

Primero, se encontraron con un grupo de conejos que saltaban nerviosos, buscando comida. "¿Cómo están?" - preguntó Lila, queriendo ayudar. Los conejos se miraron entre sí y uno de ellos, llamado Bubi, respondió:

"Estamos hambrientos y no hay pasto. Ni siquiera podemos jugar como antes."

Lila cerró los ojos, pensando en todos los momentos felices que había tenido. Sintió cómo la luz del sol brillaba sobre ella y echó un copo de magia con el cristal. ¡De repente, el pasto comenzó a brotar de la tierra, y los conejos comenzaron a saltar de alegría!"¡Gracias, Lila!" - gritó Bubi con una gran sonrisa.

Siguieron su camino y llegaron a un lago donde las aves ya no cantaban. Lila notó que las ramas de los árboles estaban secas y tristes. Convencida de que su magia podía ayudar, exclamó:

"¡Chicos, huelgan el sol! ¡Que mi alegría llene el aire!" - y con un gesto del cristal, comenzó a brillar intensamente. El sol asomó entre las nubes, y las aves comenzaron a cantar de nuevo, llenando el bosque con melodías vibrantes.

Después de un largo día de trabajo, Lila se sintió cansada pero feliz. "Estella, creo que hemos hecho algo hermoso hoy. Pero aún hay tristeza en mi corazón..." - confesó. La voz del cristal le respondió:

"La tristeza es parte de la vida, Lila. Es lo que te ayuda a apreciar la alegría. Tu arco iris es valioso. Recuerda, siempre puedes brillar, incluso cuando lloras."

Reflexionando sobre las palabras de Estella, Lila decidió que siempre compartiría su arco iris con los demás. Volvió a su hogar con su familia, sabiendo que cada vez que llorara, su tristeza también podía ser transformada en belleza. De ahora en adelante, cuando brotaran lágrimas de sus ojos, en lugar de sentirse mal, Lila las vería como una oportunidad para crear algo hermoso.

Así, el bosque aprendió a vivir con la luz del sol y la belleza del arco iris. Desde aquel día, Lila no solo usó su alegría, sino también su tristeza, para llevar armonía y vida a su hogar en el bosque. Y así, la niña lila se convirtió en la guardiana feliz de la naturaleza, enseñando que el amor y la tristeza pueden coexistir y que ambos son esenciales para la vida.

Con el tiempo, Lila comprendió que su magia podía cambiar el mundo, y que sus sentimientos, sin importar si eran de alegría o tristeza, tenían poder en el hermoso bosque donde vivía.

Fin.

FIN.

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