El Arco Iris Protector



Había una vez en un reino muy lejano, la Reina Mia.

Era una reina muy especial, no solo porque era valiente y sabia, sino porque tenía algo que la hacía única: ¡era un avión! Sí, así es, la Reina Mia era un avión mágico capaz de volar por los cielos del reino. Un día, mientras volaba sobre el bosque encantado, vio a lo lejos un hermoso árbol con ramas llenas de frutas multicolores.

La Reina Mia se emocionó tanto que decidió aterrizar para explorar este lugar tan mágico. Al bajar del cielo y acercarse al árbol, la Reina Mia notó que había algunos animales tristes sentados debajo del árbol.

Eran unos conejitos que habían perdido su hogar debido a que las ramas del árbol eran tan fuertes y grandes que habían aplastado sus cuevas. La Reina Mia les preguntó qué había pasado y los conejitos explicaron lo sucedido.

La Reina Mia sintió mucha empatía por ellos y decidió ayudarlos. Entonces tuvo una idea brillante: usar su magia para transformarse en un arco iris gigante y rodear al árbol con él.

De esta manera todos los animales podrían vivir felices bajo el arco iris sin temer ser aplastados por las ramas. Los conejitos saltaron de alegría cuando vieron el maravilloso arco iris protector creado por la Reina Mia. Pero aún quedaba mucho trabajo por hacer.

Los pájaros también estaban tristes porque las hojas del árbol eran tan grandes que no podían construir sus nidos en ellas.

Entonces la Reina Mia, después de escuchar a los pájaros, tuvo otra idea: transformarse en un árbol mágico con ramas suaves y flexibles para que los pájaros pudieran hacer sus nidos cómodamente. Y así fue, la Reina Mia se convirtió en un hermoso árbol arco iris con ramas suaves y flexibles para que todos los animales pudieran vivir felices bajo su protección.

Los animales agradecieron tanto el gesto de la Reina Mia que decidieron nombrarla como protectora del bosque encantado.

Desde ese día, la Reina Mia siguió volando por el reino ayudando a todos aquellos animales necesitados y recordándoles lo importante que es trabajar juntos para cuidar nuestro hogar común: la naturaleza. "Gracias, Reina Mia", dijeron los conejitos. "¡Es verdad! ¡Gracias por salvarnos!", añadieron los pájaros.

"No hay nada más importante para mí que verlos felices", respondió la Reina Mia sonriendo mientras volaba hacia el cielo.

FIN.

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