El Arcoiris de Amistad
En un pequeño pueblo llamado Colorín, el cielo siempre estaba despejado y el sol brillaba con fuerza. Pero un día, algo extraño ocurrió: ¡los colores del arcoiris desaparecieron! Sin sus hermosos colores, los habitantes del pueblo se sentían tristes y grises.
Las flores dejaron de florecer, los pájaros dejaron de cantar, y nadie sonreía. Un grupo de amiguitos: Lina, Tomi y Sofía, decidieron que tenían que hacer algo al respecto.
"¡Chicos! -dijo Lina- ¿Por qué no vamos a buscar el arcoiris? Tal vez podamos traer de vuelta los colores a nuestro pueblo."
"¡Sí! -exclamó Tomi- Yo tengo un mapa que le robé a mi abuelo, dice que el arcoiris se encuentra en la Montaña Brillante."
"¡Vamos! -dijo Sofía entusiasmada- No tenemos tiempo que perder."
Y así, los tres amigos empezaron su aventura hacia la Montaña Brillante. Caminando por el campo, se encontraron con un viejo roble que parecía estar triste.
"¿Por qué estás tan triste, querido árbol?" -preguntó Sofía.
"Sin los colores del arcoiris, mis hojas ya no brillan como antes. Me siento solo y apagado," respondió el roble.
Lina, con una idea brillante, le dijo:
"¡Ven con nosotros! Tal vez si encontramos el arcoiris, también vuelvan tus hermosas hojas."
"¡Claro! -respondió el roble- Yo puedo ser su guía."
El roble empezó a guiarlos por el camino correcto, contándoles historias de colores y amistades. En el camino, se encontraron con un río que parecía no tener vida.
"¿Qué te pasa, Río Azul?" -preguntó Tomi.
"Sin los colores, me siento triste y vacío. Mis aguas ya no reflejan la belleza del mundo."
"¡Vamos! -dijo Lina- Únete a nosotros, así podremos buscar juntos los colores del arcoiris."
"¡Me encantaría!" -respondió el río.
Así, Lina, Tomi, Sofía, el roble y el río formaron un grupo de amigos decidido a encontrar el arcoiris. Con cada paso, comenzaron a entender que solo con la unión de todos podrían recuperar los colores.
Después de muchas aventuras y desafíos, como el cruce de un puente tembloroso y la ayuda a una nube perdida, llegaron al pie de la Montaña Brillante. Allí encontraron un viejo sabio, el Guardián del Arcoiris.
"¿Por qué han venido, jóvenes amigos?" -preguntó el sabio.
"Estamos buscando el arcoiris. Hemos oído que es de donde vienen todos los colores, y queremos que nuestro pueblo vuelva a brillar," respondió Sofía.
El sabio los miró con curiosidad y dijo:
"El arcoiris no se ha ido, pero está encerrado en sus corazones. Cada color representa una cualidad: rojo es la valentía, naranja la alegría, amarillo la amistad, verde la esperanza, azul la calma y violeta la creatividad. Si quieren que los colores vuelvan, deben encontrar esos valores dentro de ustedes."
Lina, inspirada, exclamó:
"Entonces, ¡comencemos a cultivar esos valores!"
"¡Sí!" -respondieron todos entusiasmados.
Así, cada uno comenzó a actuar según los colores del arcoiris. Tomi se convirtió en un valiente al ayudar a otros en el camino, Sofía compartió su alegría con todos los que conocía, Lina cultivó amistades nuevos y unió a todos los habitantes del pueblo. El roble empezó a cuidar de otras plantas y el río ayudó a los animales a encontrar agua.
Al día siguiente, mientras el sol se alzaba, los colores comenzaron a brillar en el cielo. Y con ellos, el pueblo de Colorín volvió a renacer.
"¡Lo logramos!" -gritaron todos.
"El arcoiris siempre estuvo aquí, dentro nuestro. Solo teníamos que recordarlo, " dijo el Guardián del Arcoiris con una sonrisa.
Así, los colores del arcoiris regresaron a Colorín. Desde entonces, todos aprendieron a valorar la amistad y los bellos colores de la vida. Y cada vez que veían un arcoiris en el cielo, recordaban que la verdadera magia estaba en sus corazones.
Y así, el pueblo de Colorín nunca volvió a estar gris, porque habían aprendido que juntos eran mucho más que un simple arcoiris.
FIN.