El arcoíris de Hanss y Luna


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Arcoíris, un niño llamado HANSS. Él era diferente a los demás niños: presentaba retraso mental moderado, dificultades en el aprendizaje y alteraciones conductuales severas en el espectro del autismo.

Además, tenía déficit en el control de esfínteres, trastorno de hiperactividad con déficit de atención, ansiedad social y fobias a ruidos y animales. A pesar de todas estas dificultades, HANSS era un niño lleno de alegría y curiosidad.

Le encantaba observar las nubes en el cielo y contar cuántas podía ver. Sin embargo, su mayor desafío eran los ruidos fuertes que lo asustaban mucho.

Un día, mientras HANSS paseaba por el parque del pueblo con su madre, escuchó un ladrido repentino que lo hizo temblar de miedo. Su madre lo abrazó con cariño y le dijo: "Tranquilo HANSS, solo fue un perro jugando". Pero él seguía sintiéndose muy asustado.

Decidieron ir a la biblioteca del pueblo donde conocieron a la señorita Luna, la bibliotecaria. Ella era amable y siempre tenía una sonrisa para todos. HANSS se sentía seguro cuando estaba cerca de ella. "Hola HANSS", saludó la señorita Luna con dulzura.

"Hola señorita Luna", respondió tímidamente HANSS. "¿Qué te trae por aquí hoy?""Tuve miedo por un ladrido fuerte en el parque", confesó HANSS avergonzado. La señorita Luna escuchó atentamente a HANSS y tuvo una idea brillante.

Sacó un libro sobre perros ilustrado y comenzó a mostrarle las diferentes razas con sus nombres y características. Le explicó que los perros también pueden tener miedo a los ruidos fuertes como los cohetes o truenos.

Con cada página que pasaban juntos, HANSS se sentía más tranquilo e interesado en aprender sobre los perros. La señorita Luna también le enseñó técnicas para enfrentar sus miedos poco a poco sin sentirse abrumado.

Días después, durante otro paseo por el parque, HANSS escuchó nuevamente un ladrido cercano pero esta vez recordó las palabras de la señorita Luna. Respiró profundo e imaginó las páginas del libro que habían visto juntos.

Para su sorpresa, al levantar la vista vio a un pequeño perrito blanco moviendo la cola frente a él. En lugar de sentir miedo, sintió curiosidad y empatía hacia el animalito indefenso. "¡Mira mamá! ¡Es como uno de los perros del libro!", exclamó emocionado.

Su madre sonrió orgullosa al ver cómo su hijo había superado su miedo gracias al conocimiento adquirido junto a la señorita Luna.

Desde ese día, HANNS visitaba regularmente la biblioteca donde compartía momentos especiales con la señorita Luna aprendiendo sobre diferentes temas que despertaban su interés y superando poco a poco sus temores gracias al apoyo incondicional de personas comprensivas como ella.

Y así es como nuestro valiente amigo demostró al mundo que no importa cuántas dificultades tengamos; siempre hay una luz brillante capaz de guiarnos hacia nuevos horizontes llenos de aprendizaje y crecimiento personal.

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