El arcoiris mágico



En un pequeño pueblo llamado Arcoiris, la lluvia caía suavemente sobre los techos de las casas y las calles empedradas.

Era un día gris y aburrido, pero para tres amigos muy especiales, Sofía, Tomás y Martina, la lluvia no era motivo para quedarse en casa. Los tres niños se reunieron en el parque central del pueblo con sus botas de agua y sus paraguas coloridos. Estaban decididos a divertirse a pesar del clima poco favorable.

-¡Hola amigos! ¿Qué juegos vamos a inventar hoy bajo la lluvia? -preguntó Sofía con entusiasmo. -¡Podríamos hacer carreras de charcos! -propuso Tomás emocionado.

-Martina miró al cielo y dijo: -¡Miren chicos, el sol está saliendo! ¡Va a salir un arcoiris! Y así fue como, entre risas y saltos en los charcos, los tres amigos vieron cómo el sol comenzaba a asomar tímidamente entre las nubes grises.

Poco a poco, los rayos de sol iluminaron el cielo y crearon un hermoso arcoiris que se extendía sobre el pueblo de Arcoiris. -¡Es increíble! ¡Nunca había visto un arcoiris tan cerca! -exclamó Martina emocionada. Los niños corrieron hacia el arcoiris con alegría y curiosidad.

Al llegar al final del mismo, descubrieron algo sorprendente: una puerta mágica que los invitaba a cruzar hacia otro mundo lleno de colores y aventuras. -¿Deberíamos entrar? -preguntó Tomás con cautela. -Sí, ¡vamos! ¡No podemos perder esta oportunidad única! -respondió Sofía decidida.

Los tres amigos cruzaron la puerta mágica tomados de la mano y fueron recibidos por criaturas fantásticas y paisajes maravillosos. Descubrieron bosques encantados, ríos cristalinos e incluso hadas juguetonas que los invitaron a bailar bajo la luz del arcoiris.

Después de vivir mil aventuras extraordinarias en ese mundo mágico, los niños regresaron al pueblo de Arcoiris justo antes de que cayera la noche. Se despidieron con tristeza pero sabiendo que siempre tendrían esa experiencia inolvidable guardada en sus corazones.

Desde ese día, cada vez que llovía en el pueblo de Arcoiris, Sofía, Tomás y Martina se reunían en el parque central para recordar juntos aquella increíble aventura bajo el arcoiris.

Y aunque nunca volvieron a encontrar la puerta mágica, sabían que la magia siempre estaba presente en cada gota de lluvia que caía del cielo.

FIN.

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