El arcoíris mágico
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un grupo de niños muy curiosos y entusiastas llamados Mateo, Sofía, Lucas y Valentina. Un día, mientras jugaban en el parque, comenzaron a hablar sobre sus colores favoritos.
"¡Mi color favorito es el azul!" -exclamó Mateo emocionado. "¿En serio? ¡El mío también!" -respondió Sofía con una sonrisa. Lucas levantó la mano para llamar la atención del grupo. "Yo prefiero el verde", dijo con orgullo.
Valentina se quedó pensativa por un momento antes de decir: "A mí me encanta el rosa". Los cuatro amigos se miraron entre sí y luego comenzaron a discutir cuál era el mejor color.
Pero entonces, algo inesperado sucedió: una mariposa multicolor voló hacia ellos y les habló con una voz dulce y melodiosa. "Queridos niños, no hay mejor o peor color. Cada uno tiene su propia belleza y significado especial".
Los niños miraron asombrados a la mariposa mientras ella continuaba hablando. "Si combinan todos sus colores favoritos, podrán crear algo verdaderamente maravilloso".
Perplejos pero emocionados por lo que acababan de escuchar, los amigos decidieron seguir los consejos de la mariposa e iniciar una misión para encontrar objetos que representaran sus colores favoritos. Juntos recorrieron todo el pueblo buscando cosas azules como el cielo o las olas del mar; verdes como las hojas de los árboles o las praderas; rosas como flores hermosas o el amanecer.
Con cada objeto que encontraban, los niños sentían una conexión más fuerte entre ellos. Descubrieron que al combinar sus colores favoritos, creaban un arcoíris de amistad y diversidad.
Un día, mientras estaban en la plaza del pueblo mostrando su hermosa colección de objetos coloridos, apareció un niño llamado Tomás. Tenía una silla de ruedas y se acercó tímidamente al grupo. "Hola chicos, vi lo que estaban haciendo y me preguntaba si puedo unirme a ustedes".
Los amigos miraron a Tomás con alegría y le dieron la bienvenida. Juntos, decidieron encontrar algo especial para él: algo que representara todos sus colores favoritos. Después de mucho buscar, encontraron una manta hecha a mano con hilos multicolores en una tienda local.
Era perfecta para Tomás ya que tenía todos los colores combinados en ella. Cuando le entregaron la manta a Tomás, su rostro se iluminó de felicidad. "¡Es hermosa! Muchas gracias por incluirme".
El grupo se abrazó emocionado y comprendió el verdadero significado de la amistad: aceptar las diferencias y celebrarlas juntos. A partir de ese día, Mateo, Sofía, Lucas, Valentina y Tomás continuaron explorando el mundo lleno de colores e inspiración.
Aprendieron que no importa cuál sea nuestro color favorito o nuestras habilidades únicas; lo importante es compartir momentos especiales con amigos y apreciar la belleza única que cada uno lleva consigo.
Y así fue como estos valientes niños descubrieron que la verdadera magia se encuentra en la diversidad y el amor incondicional.
FIN.