El Arlequín de la Luna y el Violín Mágico
En una noche de lluvia en un pequeño pueblo, vivía un arlequín llamado Manchitas.
Manchitas trabajaba en un teatro, en donde todos los días hacía reír a grandes y chicos con sus payasadas y su increíble habilidad para tocar el violín. Sin embargo, a pesar de su talento, Manchitas anhelaba algo más: quería encontrar la manera de tocar para la luna.
Una noche, mientras caminaba bajo la lluvia, observó la luna llena brillando en el cielo y prometió encontrar una forma de hacer que su violín resonara en sus frías y lejanas tierras. - ¡Oh, luna hermosa, algún día te haré bailar al ritmo de mi violín! - exclamó Manchitas emocionado.
Con determinación en su corazón, buscó por todas partes un modo de convertir su deseo en realidad.
Un día, mientras paseaba por un bosque, encontró a una anciana sabia quien le contó que su deseo solo se haría realidad si lograba encontrar las tres gemas mágicas escondidas en lugares remotos. Emocionado por la aventura que tenía por delante, Manchitas emprendió su viaje. Tras superar muchos desafíos, encontró la primera gema en lo más alto de una montaña nevada.
La segunda gema estaba en una caverna misteriosa y la tercera en el fondo de un lago encantado. Con las tres gemas en su poder, regresó al teatro donde tocó su violín con una melodía tan pura y poderosa que resonó en toda la ciudad.
De repente, un haz de luz brillante envolvió a Manchitas y lo transportó a la superficie de la luna.
Allí, con las gemas en sus manos, tocó una hermosa melodía que hizo que la luna se llenara de colores y la noche se volviera día por un momento. La luna, agradecida, le regaló a Manchitas un violín especial que resonaba con la magia de la luna.
De vuelta en la tierra, Manchitas enseñó a los demás la alegría de hacer realidad los sueños y la importancia de perseverar. Desde ese día, el talentoso arlequín Manchitas siguió deleitando a su público con el poder de su violín mágico, llevando consuelo y alegría a todos los corazones que lo escuchaban.
FIN.