El armario mágico de Lucas



Había una vez un niño llamado Lucas, que vivía en una pequeña casa junto a su madre. Un día, mientras exploraba el desván de la casa, descubrió un armario antiguo y misterioso.

Sin pensarlo dos veces, decidió abrirlo para ver qué había dentro. Para su sorpresa, al abrir el armario se encontró con un mundo completamente diferente.

Allí adentro habitaban criaturas asombrosas como dragonez, seres mágicos que volaban por los aires y tenían escamas brillantes de colores vibrantes. Lucas quedó maravillado al verlos y pronto entabló amistad con ellos. Desde ese momento, Lucas pasaba horas jugando y explorando junto a los dragonez. Juntos vivieron emocionantes aventuras en tierras lejanas y enfrentaron peligrosos desafíos.

Los dragonez le enseñaron sobre el valor de la amistad, la importancia del trabajo en equipo y la valentía para superar obstáculos.

Sin embargo, mientras Lucas disfrutaba de sus travesuras en el mundo del armario secreto, su madre comenzó a preocuparse por su ausencia. Llamó a su hijo varias veces pero no recibió respuesta alguna. Finalmente decidió subir al desván para buscarlo. Cuando abrió la puerta del armario secreto, se encontró con una escena vacía y silenciosa.

No había rastro alguno de Lucas ni de las criaturas asombrosas que él tanto mencionaba. La madre sintió un nudo en el estómago y empezó a temer lo peor.

Desesperada por encontrar a su hijo perdido, la madre buscó por toda la casa. Llamó a vecinos y amigos para que le ayudaran en su búsqueda. Pero, a pesar de todos sus esfuerzos, Lucas no aparecía por ninguna parte.

Finalmente, cuando todo parecía perdido, la madre decidió asomarse nuevamente al desván. Esta vez, el armario secreto estaba cerrado y parecía estar igual que siempre. Sin embargo, algo dentro de ella le decía que debía abrirlo una vez más.

Con un poco de miedo pero también con una gran esperanza en su corazón, la madre giró el pomo del armario y lo abrió lentamente. Para su sorpresa y alegría infinita, allí estaba Lucas durmiendo plácidamente junto a sus peluches favoritos.

La madre sintió un enorme alivio al verlo sano y salvo. Despertó a Lucas con un beso lleno de amor y él se despertó sonriendo. Le contó sobre todas las aventuras increíbles que había vivido en el mundo del armario secreto junto a los dragonez.

Lucas aprendió una valiosa lección ese día: aunque los sueños pueden ser maravillosos e inspiradores, también es importante recordar dónde están nuestras responsabilidades y prioridades en la vida real.

A partir de ese momento, Lucas siguió soñando con nuevas aventuras mientras disfrutaba cada día junto a su madre. Y así termina nuestra historia con un mensaje claro: nunca dejemos de soñar ni de imaginar mundos fantásticos, pero siempre recordemos valorar lo que tenemos aquí y ahora.

FIN.

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