El aro aventurero


Rosa y Julieta eran dos amigas inseparables que les encantaba jugar juntas en el parque. Un día, decidieron jugar a la pelota, pero Rosa le dio una patada muy fuerte y la pelota salió corriendo hacia la calle.

- ¡Ay no! ¿Qué hacemos ahora? - se lamentó Julieta. La mamá de Julieta se ofreció a buscar la pelota, pero cuando lo hizo, un carro pasó por encima de ella y quedó completamente desinflada.

Las nenas estaban muy tristes porque ya no podían seguir jugando con su pelota favorita.

- Qué lástima - dijo Rosa con voz triste - ¡No podemos seguir jugando sin nuestra pelota! Pero justo en ese momento, un señor mayor que estaba sentado en un banco cercano las escuchó y decidió ayudarlas. - Chicas, no se preocupen. Tengo algo para ustedes que les va a gustar mucho - dijo el señor mientras sacaba un aro del bolsillo de su abrigo.

Las nenas lo miraron sorprendidas al principio, pero luego empezaron a sonreír al ver el bonito colorido del aro. Y así fue como comenzaron a jugar juntas nuevamente con su nuevo juguete.

Mientras tanto, el señor mayor observaba desde lejos con una gran sonrisa en su rostro. Había hecho feliz a dos pequeñas niñas simplemente regalándoles algo tan simple como un aro. De repente, una ráfaga de viento sopló con fuerza llevándose el aro hacia los arbustos cercanos donde resultaría difícil recuperarlo.

- Oh no! ¡El viento se llevó el aro! - exclamó Julieta. - ¿Qué hacemos ahora? - preguntó Rosa preocupada.

Pero el señor mayor, sin pensarlo dos veces, se levantó de su banco y fue corriendo hacia los arbustos para recuperar el aro. Las nenas lo miraron con admiración mientras veían como el señor regresaba triunfante con el aro en sus manos. - ¡Gracias por ayudarnos! - dijeron las nenas al mismo tiempo mientras abrazaban al señor mayor.

El hombre sonrió y les dijo:- No hay nada más importante que hacer felices a los demás. Y hoy, gracias a ustedes chicas, yo también soy feliz.

Desde ese día, Rosa y Julieta aprendieron la importancia de ser amables con los demás y siempre recordarán aquel momento en que un simple juego con un aro les hizo muy felices.

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