El arte curativo de Tomás


Había una vez un médico llamado Tomás que siempre había amado su trabajo. Desde que era joven, soñaba con curar a las personas y ayudarlas a sentirse mejor.

Pero después de muchos años trabajando en el hospital, Tomás comenzó a sentirse cansado y abrumado por la cantidad de pacientes que atendía todos los días. Un día, mientras caminaba por el parque después de su turno, vio a un grupo de niños dibujando en la hierba.

Se acercó para ver lo que estaban haciendo y quedó impresionado por sus habilidades artísticas. Recordó entonces cómo solía disfrutar dibujando cuando era niño. "¡Qué talento tienen! ¿Podrían enseñarme?"- preguntó Tomás tímidamente.

Los niños se emocionaron al escucharlo y rápidamente le entregaron hojas blancas y lápices de colores para empezar. Tomás se sentó con ellos, nervioso pero emocionado al mismo tiempo. Comenzó a dibujar algo simple: una flor.

Pero mientras trazaba las líneas del pétalo y coloreaba el centro amarillo, sintió una sensación mágica recorrer su cuerpo. "Esto es increíble"- pensó para sí mismo-. "No puedo creer que haya olvidado cuánto me gusta dibujar".

Cada día después del trabajo, Tomás volvía al parque para seguir practicando con los niños. Aprendió nuevas técnicas e incluso comenzó a experimentar con diferentes materiales como tizas pastel y pinturas acrílicas.

Pero pronto llegó otro giro inesperado en la historia: uno de los niños del grupo enfermó y tuvo que ser hospitalizado. Tomás fue a visitarlo y se sorprendió al darse cuenta de que, aunque ya no trabajaba como médico en ese hospital, todavía conocía a muchos de los enfermeros y doctores.

"¿Cómo está mi paciente?"- preguntó Tomás con una sonrisa. Los médicos le explicaron la situación del niño y Tomás supo que tenía que hacer algo para ayudar. Recordando sus habilidades como dibujante, decidió crear un libro de colorear especial para el niño enfermo.

Incluyó dibujos de animales y paisajes, así como también mensajes positivos escritos a mano por él mismo. Cuando entregó el libro al niño, su rostro se iluminó con una gran sonrisa.

"¡Gracias doctor! Este es el mejor regalo que he recibido"- dijo el niño emocionado. Desde entonces, Tomás comenzó a crear más libros de colorear para otros pacientes en el hospital. Descubrió que su pasión por el arte podía ser tan curativa como su trabajo anterior como médico.

Finalmente, Tomás decidió dejar su trabajo en el hospital para dedicarse completamente al arte terapéutico. Abrió un estudio donde enseñaba a niños y adultos cómo dibujar y pintar para sanar sus cuerpos y mentes.

Y así termina nuestra historia: con un final feliz inspirador sobre cómo encontrar nuevas pasiones e intereses puede llevarte a lugares inesperados en la vida.

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