El arte de Ander


Ander estaba muy emocionado por empezar su primer día de clases en la carrera de Diseño y Comunicación. Había esperado este momento con ansias, ya que siempre le había apasionado el arte y la creatividad.

Se levantó temprano, se vistió con su mejor ropa y salió rumbo a la universidad.

Al llegar al aula, Ander se encontró con un grupo de compañeros muy diversos: algunos eran extrovertidos, otros más tímidos; unos preferían la moda, mientras que otros se inclinaban por el diseño gráfico. Ander se sentía un poco nervioso al principio, pero pronto comenzó a entablar conversaciones y hacer nuevos amigos.

La profesora, una mujer joven y entusiasta, les dio la bienvenida y les explicó cuál sería el plan de estudios para el semestre. Ander estaba fascinado con todas las materias que iba a poder cursar: dibujo artístico, fotografía, diseño editorial, entre otras.

No podía esperar para sumergirse en cada una de ellas y aprender todo lo posible. Durante la primera clase de dibujo artístico, Ander sintió que algo dentro de él cobraba vida. Nunca antes se había sentido tan inspirado y motivado a crear.

La profesora les pidió que dibujaran una naturaleza muerta utilizando diferentes técnicas aprendidas en clase. Ander se concentró tanto en su trabajo que perdió la noción del tiempo. Al terminar la clase, la profesora revisó los trabajos de cada alumno.

Cuando llegó el turno de Ander, todos quedaron sorprendidos por su talento innato para el dibujo. La profesora lo felicitó frente a toda la clase y le sugirió que explorara aún más su creatividad.

"¡Increíble trabajo, Ander! ¡Tienes un don especial para esto!" -dijo la profesora con una sonrisa. A partir de ese momento, Ander supo que había encontrado su verdadera pasión en el mundo del diseño y la comunicación.

Se esforzaba al máximo en cada tarea, proyecto o examen que tenía por delante. Su determinación y dedicación no pasaron desapercibidas para sus compañeros ni para sus profesores. Con el correr de los meses, Ander fue creciendo como artista y como persona.

Su autoconfianza aumentaba día tras día gracias al apoyo incondicional de su entorno académico. Finalmente, llegó el día de la exposición final donde los alumnos debían presentar sus mejores trabajos ante un jurado experto.

Ander mostró una serie de ilustraciones digitales inspiradas en su infancia y sus sueños más profundos. Cada imagen transmitía emociones únicas e invitaba al espectador a reflexionar sobre diversos temas sociales importantes. El jurado quedó impresionado por la calidad estética y conceptual del trabajo presentado por Ander.

Al finalizar las deliberaciones del jurado, anunciaron que el primer lugar era para... ¡Ander! Todos estallaron en aplausos y ovaciones mientras él recibía su merecido reconocimiento con lágrimas en los ojos.

"¡Felicidades, Ander! Eres un verdadero talento en ciernes", dijo uno de los miembros del jurado mientras le entregaba un diploma simbólico. A partir de ese momento, Ader supo sin dudas qué queria hacer durante toda vida, seguir diseñando, creando e inspirando.

Y asi fue cómo aquel primer día en Diseño y Comunicación marcò no solo un inicio sino también un destino lleno éxitos.

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