El Arte de la Amistad


Había una vez un niño llamado Enzo que asistía a la escuela primaria en Buenos Aires. Enzo era un chico muy inteligente, pero también era conocido por hacer bulling con sus compañeros de clase.

Siempre se burlaba de los demás y les hacía bromas pesadas. Un día, llegó a la escuela un nuevo estudiante llamado Tomás. Tomás era un niño muy tímido y tranquilo que no tenía muchos amigos en su antigua escuela.

Cuando Enzo lo vio, decidió hacerle la vida imposible. "Miren al nuevo chico, parece una rata", dijo Enzo mientras señalaba a Tomás. Los demás niños rieron nerviosamente, pero nadie quería meterse en problemas con Enzo.

A partir de ese momento, cada vez que veía a Tomás, Enzo le hacía alguna broma o comentario desagradable. Tomás trató de ignorar a Enzo y sus amigos durante las primeras semanas de clases. Pero pronto se dio cuenta de que no podía seguir así.

Se sentía solo y triste todo el tiempo. Un día, mientras caminaba hacia su casa después del colegio, Tomás encontró una pequeña libreta tirada en el piso.

La recogió y se dio cuenta de que alguien había dibujado hermosos paisajes dentro de ella. "¡Qué lindo!", pensó Tomás para sí mismo mientras hojeaba la libreta.

En ese momento, se le ocurrió una idea: ¿y si empezaba a dibujar él también? Tal vez así podría olvidarse por un rato del acoso escolar y encontrar algo que realmente disfrutara hacer. Cuando llegó a casa, Tomás sacó su lápiz y comenzó a dibujar en la libreta. Dibujó árboles, cielos azules y animales.

A medida que pasaba el tiempo, se fue dando cuenta de que realmente disfrutaba de esto. Pero un día, mientras estaba dibujando en la escuela durante el recreo, Enzo lo vio y se burló de él.

"¿Qué haces ahí sentado como un tonto?", dijo Enzo con una sonrisa maliciosa. Tomás sintió una gran vergüenza y guardó rápidamente su libreta en su mochila. Pero después de ese día, decidió que no iba a dejar que Enzo le arruinara su nueva pasión.

Así que cada vez que tenía un momento libre, Tomás sacaba su libreta y dibujaba sin importar quién estuviera alrededor. Y pronto descubrió algo sorprendente: otros niños empezaron a acercarse para ver sus dibujos y felicitarlo por ellos.

Incluso algunos se animaron a pedirle consejos sobre cómo mejorar sus propios dibujos. Y así fue como Tomás encontró nuevos amigos en la escuela: personas que apreciaban su talento y lo respetaban por quien era. Con el tiempo, incluso Enzo comenzó a cambiar.

Al ver cómo los demás niños admiraban los dibujos de Tomás, empezó a darse cuenta de que quizá había estado equivocado todo este tiempo. Un día después del colegio, mientras caminaban juntos hacia casa, Enzo le habló a Tomás:"Oye...

lamento haber sido tan malo contigo todo este tiempo. "Tomás se sorprendió por las palabras de Enzo, pero también sintió un gran alivio. —"Gracias" , dijo simplemente. Y así, poco a poco, las cosas cambiaron en la escuela.

Los niños comenzaron a tratar mejor unos a otros y a respetar sus diferencias. Y todo gracias a una pequeña libreta llena de dibujos.

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