El Arte de Mario
Mario era un niño que siempre miraba a sus amigos crear obras de arte maravillosas. Con cada pincelada, con cada nota musical, veía cómo sus compañeros desbordaban creatividad. Sin embargo, él se sentía diferente. Un día, mientras todos pintaban en clase de arte, se quedó observando en silencio.
"¿Por qué no puedo hacer eso?" - suspiró Mario, mirando al lienzo en blanco frente a él.
Su mejor amiga, Lila, que estaba creando un mural lleno de colores, lo escuchó.
"Pero Mario, ¡vos podés ser creativo de otras maneras!" - le dijo Lila con una sonrisa.
"No, no soy bueno en nada. Siempre elijo los colores equivocados y mi dibujo parece un garabato" - contestó él, bajando la mirada.
Un grupo de compañeros, al escuchar la conversación, se acercó.
"Mario, vení. Vamos a mostrarte lo que realmente significa ser creativo. No sólo se trata de dibujar" - le dijo Mateo, un niño que hacía música en la banda de la escuela.
Intrigado, Mario los siguió. Lila, Mateo y otros amigos lo llevaron al patio. Allí habían organizado un concurso de talentos y estaban a punto de comenzar.
"Vas a participar con nosotros. ¡Vamos!" - exclamó Ana, una chica que siempre estaba organizando cosas divertidas.
"No sé si puedo..." - dudó Mario, sintiéndose inseguro.
"¡Pero si ni siquiera intentaste! Tenés que darte una oportunidad", insistió Lila.
Finalmente, con un leve empujoncito de sus amigos, Mario decidió participar. La idea era que cada uno compartiera su talento. Así que se sentó en una esquina, observando cómo sus compañeros mostraban sus habilidades.
Mateo tocó la guitarra y cantó una canción.
"¡Bravo! ¡Sos impresionante!" - gritaron los aplausos.
Ana hizo una coreografía que dejó a todos boquiabiertos.
"¡Vamos, Mario, ya es tu turno!" - lo animaron sus amigos.
"Pero no tengo nada para mostrar..." - volvió a protestar Mario.
"¿Qué tal si hacemos algo juntos?" - sugirió Lila.
Mario titubeó un poco, pero su corazón latía fuerte. Finalmente, se le ocurrió una idea. "Podemos contar una historia en forma de teatro" - propuso, con más seguridad.
Los amigos de inmediato se entusiasmaron con la idea. Hablaron y desarrollaron un cuento sobre un valiente caballero que salvaba un reino con su ingenio. Poco a poco, Mario empezó a dirigir y crear los personajes, y sus amigos sumaron sus ideas.
Las risas y la diversión aumentaron. Todos estaban entusiasmados y el tiempo parecía volar. En cuestión de horas, tenían una historia, personajes y hasta un pequeño vestuario.
El día del concurso, Mario y sus amigos estaban nerviosos, pero emocionados. Cuando llegó su turno, se presentaron todos juntos.
"Hoy vamos a contarles una historia sobre la valentía y la amistad" - dijo Mario, mientras todos se colocaban en sus posiciones.
Y así, en medio de risas y aplausos, el grupo presentó su historia. Mario se sintió increíblemente feliz al ver cómo su idea había cobrado vida. Al finalizar, la ovación fue ruidosa y entusiasta.
Una vez que terminó, los amigos se abrazaron, cargados de alegría.
"¡Lo hiciste genial, Mario!" - le dijo Mateo, emocionado.
"¡Sí! Fue súper creativo, nadie se esperaba eso." - agregó Lila.
Mario, ahora con una gran sonrisa, se dio cuenta de que era capaz de crear de muchas formas. La creatividad no se limitaba a pintar o cantar; también podía contar historias y unir a sus amigos.
Desde ese día, Mario decidió explorar diferentes maneras de ser creativo. Siempre que se sentía un poco triste o inseguro, sus amigos lo animaban a seguir creando.
Y así, aprendieron que ser creativo no es solo hacer arte, sino también implica inventar, colaborar y compartir.
FIN.