El arte de Mateo
Había una vez un niño llamado Mateo, que vivía en un pequeño barrio de una gran ciudad. A sus 8 años, era un niño muy inteligente y amable, pero a veces se sentía diferente a los demás.
Un día, después de muchas visitas al médico y pruebas especiales, Mateo recibió el diagnóstico de Síndrome de Asperger. Al principio, Mateo no entendía qué significaba tener ese síndrome.
Se lo contó a su mamá y ella le explicó que el Síndrome de Asperger hacía que él viera e interpretara el mundo de una manera única. Le dijo que eso no era algo malo, sino simplemente diferente.
Mateo decidió aprender más sobre su síndrome y cómo podía transmitirlo a los demás para ayudarles a entenderlo mejor. Investigó en la biblioteca del colegio y encontró libros sobre personas con habilidades especiales como él. Descubrió que muchos artistas famosos también tenían el Síndrome de Asperger.
Un día, durante la clase de arte en la escuela, la maestra les pidió a todos los niños que dibujaran algo importante para ellos. Mateo decidió dibujar una imagen colorida con diferentes formas geométricas entrelazadas entre sí.
Cuando terminó su dibujo, lo mostró orgulloso a sus compañeros. "¡Wow! ¡Ese dibujo es increíble!", exclamaron algunos niños sorprendidos por las líneas perfectas y los colores vibrantes del dibujo de Mateo. "-Gracias", respondió tímidamente Mateo.
Uno de sus compañeros se acercó curioso y le preguntó: "-¿Cómo hiciste para hacer un dibujo tan bonito?"Mateo sonrió y les explicó que su Síndrome de Asperger le permitía ver el mundo de una manera diferente.
Podía notar los detalles más pequeños y eso lo ayudaba a crear arte único. A partir de ese día, Mateo se sintió más seguro de sí mismo. Comenzó a compartir sus habilidades especiales con sus compañeros y ellos comenzaron a apreciarlo aún más.
Pronto, todos en la escuela conocieron su historia y admiraban su talento artístico. Un día, la maestra anunció que habría una exposición de arte en la escuela donde cada niño podría mostrar su trabajo.
Mateo estaba emocionado por esta oportunidad para compartir su arte con los demás. El día de la exposición llegó y Mateo mostró sus cuadros junto con los demás niños.
Las personas que visitaron la exposición quedaron asombradas por las obras únicas de Mateo y cómo él veía el mundo a través del arte. Después de esa experiencia, Mateo entendió que podía transmitir su síndrome a través del arte y ayudar a los demás a comprenderlo mejor.
A medida que crecía, se convirtió en un artista reconocido en todo el barrio e incluso fue invitado a exponer en galerías importantes. Mateo demostró al mundo que ser diferente no era algo malo, sino algo especial.
Su Síndrome de Asperger le dio una perspectiva única sobre el mundo que solo él podía compartir con los demás. Y así, gracias al poder del arte y la comprensión mutua, Mateo logró inspirar a todos a aceptarse y amarse tal como son. Fin.
FIN.