El arte de soñar sin fronteras
Había una vez un grupo de niños muy curiosos y creativos llamados Martina, Tomás, Sofía y Juanito. Un día, sus padres decidieron llevarlos a una exposición de arte muy especial.
Al llegar al museo, los niños se encontraron con cuadros que parecían salidos de otro mundo. Eran tan extraños y fantásticos que no podían evitar quedarse maravillados frente a ellos.
El artista detrás de estas increíbles obras era el señor Arturo, un hombre mayor con una barba blanca y lentes redondos. El señor Arturo les explicó que sus cuadros eran creados desde la imposibilidad de la pintura realista. "- ¿Cómo lo haces?", preguntó Martina emocionada.
El señor Arturo sonrió y respondió: "- Utilizo la manipulación y la combinación de imágenes originales para crear algo nuevo e imaginativo". Los ojos de los niños brillaban mientras recorrían la exposición.
Había cuadros en los que mezclaba animales con paisajes, otros en los que jugaba con las formas y colores, creando figuras abstractas llenas de vida. Tomás se detuvo frente a un cuadro donde había un perro volando en el cielo rodeado de globos multicolores. "- ¡Me encantaría tener un perro así!", exclamó emocionado.
Sofía se acercó a otro cuadro donde había un jardín mágico lleno de flores gigantes. "- ¡Qué bonito sería vivir en ese lugar!", dijo soñadora. Juanito se detuvo frente a un cuadro que mostraba una montaña rusa suspendida en el aire.
"- ¡Wow, esto sería increíble!", exclamó asombrado. Martina, por su parte, se quedó fascinada frente a un cuadro que representaba una ciudad flotante llena de globos y luces brillantes.
"- Me encantaría visitar ese lugar algún día", susurró emocionada. Los niños no podían dejar de imaginar cómo sería si todas esas cosas maravillosas fueran reales. El señor Arturo los observaba con una sonrisa en su rostro. "- ¿Saben qué?", dijo el señor Arturo.
"- Aunque estas cosas solo existan en mis cuadros, ustedes tienen la capacidad de hacer realidad sus propios sueños". Los ojos de los niños se iluminaron aún más al escuchar estas palabras.
Sabían que tenían dentro de ellos la creatividad y la imaginación para convertir sus sueños en realidad. Desde aquel día, Martina, Tomás, Sofía y Juanito comenzaron a dibujar y pintar todo lo que imaginaban. Crearon mundos mágicos llenos de aventuras y personajes fantásticos.
Con el tiempo, descubrieron que no solo podían plasmar sus ideas en papel, sino también llevarlas a cabo en la vida real.
Tomás construyó un perro volador utilizando materiales reciclados; Sofía plantó flores gigantes en su jardín; Juanito diseñó una montaña rusa casera en su patio trasero; y Martina organizó una fiesta temática inspirada en la ciudad flotante del cuadro del señor Arturo.
La exposición de arte había despertado algo especial en cada uno de ellos: la confianza para perseguir sus sueños y convertirlos en realidad. Y así, Martina, Tomás, Sofía y Juanito demostraron al mundo que no hay límites para la imaginación y que cada uno de nosotros tiene el poder de crear algo único y maravilloso.
FIN.