El Arte Mágico de Taita



Había una vez en las profundidades de la selva colombiana, un niño indígena llamado Taita, que desde pequeño había demostrado tener una imaginación desbordante y una habilidad especial para crear objetos únicos con los materiales que encontraba a su alrededor.

Taita pertenecía a la tribu de los Kogui, conocidos por su profundo respeto por la naturaleza y sus tradiciones ancestrales.

Desde muy temprana edad, el pequeño mostraba interés en aprender sobre las plantas medicinales, las artesanías y las historias de sus antepasados. Un día, mientras caminaba por el bosque en busca de hojas para tejer una canasta, Taita se topó con un árbol caído que había sido golpeado por un rayo.

Al acercarse, notó que la madera quemada tenía formas extrañas y curiosas. Inspirado por aquello, decidió reagarrar trozos de esa madera y llevarlos a su choza.

Con paciencia y dedicación, Taita comenzó a tallar los trozos de madera con piedras afiladas que había encontrado cerca del río. Poco a poco, fue dando forma a figuras sorprendentes: animales fantásticos, rostros misteriosos y objetos nunca antes vistos en su tribu.

Una tarde, cuando el sol comenzaba a ocultarse tras las montañas, Taita mostró sus creaciones a su abuelo Yuma. El anciano guerrero quedó asombrado al ver el talento innato de su nieto y le dijo con orgullo:"Taita, tus manos tienen el don de dar vida a la madera.

Estoy seguro de que tus creaciones traerán alegría y admiración a nuestra tribu. "Emocionado por las palabras de su abuelo, Taita decidió organizar una exposición con todas sus esculturas en el centro del poblado al día siguiente.

La noticia se esparció rápidamente entre los miembros de la tribu Kogui, quienes esperaban ansiosos ver las obras del joven artista. Al amanecer del siguiente día, todos se reunieron alrededor de las coloridas figuras talladas por Taita.

Había serpientes entrelazadas con pájaros cantores, rostros sonrientes esculpidos en troncos retorcidos y máscaras ceremoniales adornadas con semillas brillantes. Los ojos de los presentes brillaban maravillados ante tanta belleza y creatividad. Incluso los sabios más ancianos reconocieron en aquellos objetos la magia ancestral renovada por las manos jóvenes de Taita.

Al finalizar la exposición, el cacique Acaime se acercó al joven artista y le dijo:"Taita, has demostrado que tu imaginación no tiene límites y que tu arte es un regalo para nuestra tribu.

Que estas esculturas inspiren a futuras generaciones a honrar nuestras tradiciones con creatividad.

"Desde ese día en adelante, Taita siguió explorando nuevas formas de expresión artística e inspirando a otros niños indígenas a descubrir sus propios talentos dentro del respeto por la naturaleza y la historia de su pueblo.

FIN.

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