El Artista Generoso
Había una vez un chico llamado Juliano que siempre estaba lleno de ideas creativas. Un día, decidió hacer algo especial con una camiseta vieja que tenía en su armario.
Juliano cogió la camiseta y comenzó a dibujar en ella con pinturas brillantes y colores vibrantes. Después de muchas horas de trabajo, finalmente había creado una obra maestra única en su tipo. -¡Mamá! -gritó Juliano emocionado-. ¡Mira lo que he hecho! -¡Wow! -respondió su madre impresionada-.
¿Cómo has hecho eso? -Vendí la camiseta por 60 reales -dijo Juliano sonriendo orgullosamente. La noticia se extendió rápidamente por el barrio y pronto todos querían una camiseta diseñada por Juliano.
Él comenzó a recibir muchos pedidos y no podía estar más feliz. Un día, mientras iba camino al colegio, Juliano vio a un niño llorando en la calle. Se acercó para ver qué pasaba y descubrió que el niño había perdido su pelota favorita.
-¿Puedo ayudarte? -preguntó Juliano amablemente. -Sí, por favor -respondió el niño sollozando-. No sé dónde está mi pelota. Juliano pensó durante unos segundos antes de tener una idea brillante.
Tomó uno de sus marcadores mágicos y comenzó a dibujar en la pared cercana. Pronto apareció un hermoso paisaje con montañas nevadas, ríos cristalinos y árboles frondosos. -Mira esto -dijo Juliano señalando su obra-. ¿No te hace sentir mejor? El niño sonrió tímidamente y asintió con la cabeza.
-Gracias -dijo el niño-, eso es muy bonito. Juliano se sintió feliz de haber ayudado al niño a sentirse mejor. Sabía que su creatividad no solo podía ser útil para hacer camisetas, sino también para hacer feliz a otras personas.
A partir de ese día, Juliano decidió usar sus habilidades artísticas para ayudar a los demás. Comenzó a pintar murales en las paredes de su barrio y dibujaba pequeñas ilustraciones para regalar a sus amigos.
Todos lo admiraban por su talento y generosidad. Y así, Juliano aprendió que la creatividad no solo puede traer felicidad a uno mismo, sino también a los demás.
Y siempre recordaría ese día en el que vendió una simple camiseta por 60 reales y descubrió algo mucho más valioso: el poder de la imaginación y la bondad hacia los demás.
FIN.