El Asesino de la Máscara



En un pequeño pueblo llamado Sonrisas, vivía un niño llamado Tommy, que tenía una gran pasión por el teatro. Todos los días después de la escuela, se reunía con sus amigos para crear obras de teatro que hacían reír y soñar a todos los que los miraban. Tommy era el más creativo de todos, siempre traía ideas nuevas y personajes divertidos.

Un día, mientras exploraba un viejo baúl en el desván de su abuela, encontró una máscara antigua y polvorienta. Esta máscara era extraña y hermosa a la vez, con colores vibrantes y formas misteriosas.

- “¡Miren lo que encontré! ” - gritó Tommy, mostrando la máscara a sus amigos.

- “¡Wow! Es increíble, Tommy. ¿De dónde la sacaste? ” - preguntó Laura, su mejor amiga.

- “La encontré en el baúl de mi abuela. Vamos a usarla en nuestra próxima obra.” - dijo Tommy emocionado.

Esa tarde, mientras los chicos ensayaban, Tommy decidió probarse la máscara. Al hacerlo, algo mágico sucedió. En un instante, se sentía más valiente y lleno de energía. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que también podía sentir lo que sentían los demás a su alrededor.

- “¿Por qué siento que están un poco tristes? ” - preguntó Tommy, mirando a sus amigos.

- “Es que tenemos miedo de actuar frente a los demás. ¿Y si no les gusta? ” - respondió Lucas con voz temblorosa.

Tommy pensó en lo que podía hacer.

- “No se preocupen. Lo importante es divertirnos y ser nosotros mismos. El arte está para expresarnos, no para ser perfectos.” - dijo, esforzándose por darles confianza.

Pero mientras Tommy llevaba puesta la máscara, empezó a notar algo raro. Cuando se la quitó, sus amigos se sentían más tranquilos y audaces. Creyendo que la máscara había logrado algo especial, Tommy decidió hacer una gran obra de teatro en la plaza del pueblo, donde todos pudieran ver su magia.

A medida que se acercaba el día del espectáculo, la emoción crecía, pero también aparecieron algunos problemas. La noche antes de la función, un grupo de burlones del pueblo, que querían arruinar la presentación, dijeron:

- “¡No se atrevan a actuar! ¡Seguramente se van a equivocar y se van a reír de ustedes! ”

Los amigos de Tommy estaban desanimados.

- “Quizás tienen razón, Tommy. ¿Y si nos burlan? ” - dijo Laura con tristeza.

Pero Tommy no se dio por vencido.

- “No podemos permitir que otros nos digan lo que podemos o no podemos hacer. ¡Este espectáculo es nuestro sueño y un momento para ser felices! ” - exclamó.

Esa mañana, antes de salir a escena, Tommy decidió usar de nuevo la máscara.

- “Creo que necesito un poco de esa valentía extra. Y ustedes también pueden hacerlo.” - les dijo, mirándolos a los ojos.

Cada uno se puso una máscara al mismo tiempo y, de repente, se sintieron poderosos. Las risas y los nervios fueron reemplazados por una valiente energía para actuar. Cuando salieron al escenario, empezaron con una gran sonrisa y con movimientos divertidos, haciendo que el público se riera y aplaudiera.

Mientras avanzaban con su obra, los burlones se unieron a la diversión, riéndose y aplaudiendo también.

- “¡Nunca había visto algo así! ” - dijo uno de ellos.

- “¡Son geniales! ”

Al finalizar la obra, Tommy y sus amigos se sintieron felices y orgullosos.

- “¡Lo hicimos! ” - gritó Lucas, levantando los brazos al cielo.

- “La máscara nos dio valentía, pero éramos nosotros los que teníamos el verdadero poder.” - dijo Tommy, sonriendo.

Desde ese día, se prometieron que siempre darían lo mejor de sí, con o sin la máscara, y que nunca permitirían que el miedo les impidiera brillar. La plaza del pueblo siempre estuvo llena de risas desde entonces, gracias al teatro de Tommy y sus amigos, quienes aprendieron que la valentía y la amistad son más poderosas que cualquier máscara.

Y así, el pueblo de Sonrisas se llenó de luz y alegría, recordando siempre que lo más importante es ser uno mismo y disfrutar de cada momento.

FIN.

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