El Astronauta y el Pequeño Planeta



Había una vez un pequeño astronauta llamado Lucas que soñaba con viajar al espacio. Desde que era muy chico, pasaba horas mirando las estrellas y admirando los cohetes que surcaban el cielo. Un día, decidió que era hora de cumplir su sueño. Con un casco muy grande y una mochila llena de provisiones, se subió a su cohete de cartón.

"¡Listo para despegar!", gritó Lucas emocionado.

Con un empujón, imaginó que su cohete subía y subía hasta que, de repente, aterrizó en un planeta desconocido. Era un lugar lleno de colores brillantes, flores que cantaban y árboles que hablaban. Lucas no podía creer lo que sus ojos veían.

"¿Dónde estoy?", se preguntó mientras bajaba del cohete.

De repente, una pequeña criatura se acercó a él. Era un alienígena llamado Zorp que estaba tan emocionado de conocerlo.

"¡Hola, visitante! Soy Zorp, el guardián de este planeta", dijo el alienígena saltando de alegría.

"¡Hola, Zorp! Soy Lucas, un astronauta. Este lugar es maravilloso", respondió Lucas.

Zorp le mostró los alrededores y le explicó que su planeta tenía un problema. Las flores que cantaban estaban en peligro porque habían dejado de crecer, y cada vez que alguien se sentía triste, una flor se marchitaba.

"Necesitamos ayudar a las flores a ser felices nuevamente!", dijo Zorp.

Lucas pensó por un momento y tuvo una idea.

"Podemos hacer una fiesta para animar a las flores. ¡Así recordarán lo que es ser felices!", sugirió Lucas emocionado.

Zorp estuvo de acuerdo, y juntos comenzaron a preparar una gran celebración. Invitaron a todos los habitantes del planeta y organizaron juegos, bailes y canciones. Lucas usó su ingenio para crear decoraciones con materiales que encontró en el planeta, y Zorp guió a todos en la preparación de un delicioso banquete.Cuando todo estuvo listo, los habitantes del planeta se reunieron en una gran colina. La fiesta comenzó, y todos se divirtieron mucho.

"¡Qué bueno es ver a todos sonriendo!", dijo Zorp mientras bailaba con Lucas.

Las flores, al escuchar las risas y ver la alegría, comenzaron a florecer de nuevo. Una a una, levantaron sus cabecitas y empezaron a cantar una hermosa melodía. Lucas y Zorp no podían creerlo; su plan había funcionado.

"¡Mirá, Lucas! Las flores están volviendo a ser felices!", exclamó Zorp.

"Lo logramos, amigo!", celebró Lucas, dándole un fuerte abrazo a Zorp.

La fiesta fue un éxito, y al caer la noche, las estrellas comenzaron a brillar más intensamente que nunca. Lucas supo que era hora de regresar a casa. Se despidió de Zorp y prometió volver a visitar cuando pudiera.

"Siempre serás bienvenido, Lucas. Gracias por traer la felicidad a nuestro planeta!", dijo Zorp mientras Lucas subía a su cohete.

Con el corazón lleno de alegría, Lucas volvió a su casa. Esa noche, miró el cielo estrellado y soñó con nuevas aventuras.

"¡Siempre hay formas de ayudar y hacer a otros felices!", se dijo a sí mismo con una sonrisa.

Desde ese día, Lucas nunca dejó de soñar con viajar por el universo y ayudar a todos los que pudiera. Y así, el pequeño astronauta siguió viviendo muchas aventuras, siempre acompañado de su gran amigo Zorp, porque la amistad y la alegría siempre debían ser compartidas.

FIN.

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