El astuto zorro y la confiada liebre
En un bosque frondoso y lleno de vida, vivía una liebre llamada Lía, conocida por su rapidez y su bondad. Lía siempre compartía su comida con los demás animales del bosque. Un día, mientras recolectaba zanahorias y lechugas, se encontró con un zorro muy astuto llamado Zacarías.
"¡Hola, querida liebre!" - dijo Zacarías, moviendo su cola con picardía. "He escuchado que tú siempre tienes la mejor comida del bosque. ¿No podrías compartir un poco conmigo? Estoy tan hambriento..."
"¡Hola!" - respondió Lía, con su sonrisa habitual. "Claro, Zacarías. Siempre es bueno ayudar a los amigos. Toma, aquí tienes algunas zanahorias."
Zacarías, más que feliz, tomó las zanahorias y agradeció a la liebre por su amabilidad. Sin embargo, en su interior, el zorro tramaba un plan. Era conocido por ser un ladrón astuto, y había decidido que no sólo quería comida, sino que también quería ganarse la confianza de Lía para conseguir más.
Con el tiempo, Zacarías comenzó a visitar a Lía más seguido. Siempre muy amable, le contaba historias sobre sus aventuras en el bosque.
"¿Sabías que hay un lugar en el bosque donde los arbustos tienen frutos deliciosos?" - decía mientras le relataba sus travesuras. "Deberías venir un día a verlos conmigo."
Lía, completamente cautivada por las historias de Zacarías, se fue sintiendo más cómoda con él. Nunca sospechó que el zorro estaba planeando algo. Después de un tiempo, Lía compartía con él no solo zanahorias, sino también sus bountiful lechugas y fresas jugosas.
Un día, mientras están juntos, Zacarías tuvo la idea de hacerle un truco a Lía. Pretendió estar muy cansado.
"Lía, me gustaría ayudarte a recolectar comida, pero estoy tan agotado. Me vendría bien un poco de energía... ¿serías tan amable de darme algo de tu rica comida?" - dijo con una voz melancólica.
Lía, compasiva como siempre, le entregó lo que le quedaba.
"Claro, amigo. Toma, esto es lo que tengo. Te recuperarás pronto y podremos recoger juntos otro día."
Pero cuando Lía se dio la vuelta para buscar más alimentos, Zacarías aprovechó para llevarse una gran parte de la comida que había recolectado en días anteriores.
Cuando Lía regresó, notó que algo no estaba bien.
"¡Zacarías! ¿Qué estás haciendo?" - exclamó, mirando su despensa vacía. "¿Te llevaste mi comida? Yo confiaba en ti."
Zacarías se hizo el desentendido.
"No, no... Fui yo quien te estaba ayudando, no puedo creer que pienses eso de mí, Lía."
A pesar de su confianza, Lía no podía ignorar que su despensa había quedado vacía. Con un corazón apesadumbrado, decidió que necesitaba un plan.
Lía recordó que la verdadera amistad se basa en la confianza. Así que ideó una estrategia para comprobar la lealtad de Zacarías. Preparó su deliciosa comida y preparó una trampa ligera con una caja y un palito.
"¡Zacarías! He encontrado un lugar aún mejor para recolectar comida. ¿Te gustaría acompañarme?" - le dijo Lía.
Zacarías, emocionado por la idea de más comida, aceptó rápidamente.
Al llegar al lugar, Lía hizo como si se disipara. Cuando Zacarías se acercó a la caja llena de comida, se quedó atrapado en su trampa.
"¡Oh, Zacarías! ¿Acaso pensabas que podías robarme y que no iba a darme cuenta?" - dijo Lía, cruzando las patas.
"No es lo que parece..." - intentó justificarse el zorro entre risas.
"Lo siento, Zacarías, pero ahora debes aprender que robar no es el camino. La próxima vez, si necesitas ayuda, simplemente pídela. Estoy dispuesta a compartir, pero no quiero que me engañen."
Zacarías se dio cuenta de que sus acciones habían perjudicado la confianza de Lía. Reflexionó sobre su comportamiento y se sintió mal por lo que había hecho. Así que decidió decir la verdad.
"Tienes razón, Lía. He sido un malo amigo y te he fallado. Prometo aprender de esto. Pensé que si ganaba tu confianza podría quedarme con la comida, pero he perdido tu amistad. Te pido disculpas."
Lía decidió darle una oportunidad a Zacarías, pero le puso ciertas condiciones.
"Te perdono, pero a partir de ahora, deberás ganarte la confianza de los demás, y, sobre todo, trabajar en equipo. Juntos podemos disfrutar de los tesoros del bosque sin recurrir al engaño."
Zacarías aceptó con gratitud y muy pronto se convirtió en un compañero leal para Lía. Juntos, comenzaron a recolectar comida, apoyándose mutuamente y compartiendo las risas de las aventuras.
Desde ese día, Lía y Zacarías se volvieron grandes amigos, demostrando que la confianza se gana con honestidad, y que a la larga, siempre es más gratificante compartir los buenos momentos con amigos que tratar de conseguir lo que se quiere solo.
Así, en el bosque, la liebre y el astuto zorro recordaron que la amistad es el mejor alimento para el alma.
FIN.