El atardecer de Juan y Martina


Juan y su hermana Martina estaban jugando en el parque cuando de repente el sol comenzó a esconderse detrás de las montañas. Juan miró su reloj y se dio cuenta de que ya era muy tarde.

- ¡Martina, tenemos que irnos a casa antes de que oscurezca por completo! -exclamó Juan preocupado. Pero cuando intentaron regresar, se dieron cuenta de que se habían perdido en medio del parque.

No reconocían el camino de regreso y la oscuridad los rodeaba cada vez más. - ¿Y ahora qué hacemos, Juan? -preguntó Martina con temor en su voz. Juan pensó por un momento y recordó lo que les había enseñado su mamá sobre cómo mantener la calma en situaciones complicadas.

Respiró hondo y le dijo a su hermana:- Tranquila, Martina. Vamos a buscar un lugar alto para ver si desde allí podemos ubicar nuestra casa.

Caminaron juntos hasta encontrar una pequeña colina desde donde pudieron divisar las luces de la ciudad a lo lejos. Juan reconoció la dirección correcta y tomó la mano de Martina con determinación. - ¡Vamos, sé por dónde debemos ir! -dijo Juan con seguridad.

Caminaron siguiendo las luces de la ciudad como guía, sorteando obstáculos y manteniéndose unidos en todo momento. A pesar del miedo que sentían, sabían que juntos podrían superar cualquier desafío.

Después de un largo camino, finalmente llegaron a las afueras del parque donde encontraron a un guardabosques que los ayudó a contactar a sus padres para que fueran por ellos. Cuando sus padres llegaron, abrazaron a Juan y Martina con alivio pero también con orgullo.

- ¡Qué valientes han sido al mantenerse tranquilos y trabajar juntos para encontrar el camino de regreso! Estamos muy orgullosos de ustedes -dijo su mamá mientras los abrazaba fuertemente. Esa noche, cenaron todos juntos en familia mientras Juan contaba emocionado cómo habían logrado salir adelante en medio de la oscuridad.

A partir de ese día, tanto Juan como Martina aprendieron la importancia de mantener la calma, trabajar en equipo y nunca perder la esperanza ante las dificultades.

Y así, entre risas y abrazos, terminó una aventura inolvidable que fortaleció el vínculo entre hermanos y dejó una importante lección para toda la vida: juntos siempre podemos encontrar el camino incluso en los momentos más oscuros.

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